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La paternidad de la Senda del Oso

6 de Enero del 2014 - Víctor Guerra García (Villaviciosa)

En el ejemplar de LA NUEVA ESPAÑA del 17 de diciembre de 2013 en «Memorias», dedicadas en esta ocasión a un viejo conocido como Carlos Rodríguez, periodista y ex director de RNE en Asturias, plantea que en aquellos tiempos José Luis Rodríguez-Vigil «ya había tenido iniciativas como la Senda del Oso».

Siento contradecir a Carlos Rodríguez, aunque es cierto que hasta Teverga homenajeó a Juan Luis Rodríguez-Vigil, por este asunto de la senda verde de los valles del Trubia, que no es una idea del hoy ex presidente, sino de un servidor.

Tal vez la Senda del Oso debiera ser la idea de un prohombre que estuviera a la altura como la de Juan Luis Rodríguez-Vigil, pero desgraciadamente es la idea de Víctor Guerra, un aficionado a la bicicleta, que tras la vuelta de una serie de viajes, y sobremanera de los encuentros de cicloturismo y ciclismo urbano de Lagunas de Ruidera (Ciudad Real), donde se vieron y analizaron incipientes proyectos de recuperación de infraestructuras viales para la bicicleta, junto con un casual viaje por el valle del Trubia, hicieron que fructificara en mi mente la idea de un proyecto de reconvertir esta vieja plataforma minera en una senda para cicloturismo.

Tras unos sondeos previos en aquellos momentos en la Dirección Regional de la Juventud, en concreto con don Faustino Álvarez y algunos otros, estamos hablando del año 1987, se me indica que presente un anteproyecto ante la Presidencia del Gobierno de Asturias, que avalan la susodicha Dirección Regional de Juventud y la Agencia de Medio Ambiente y que fue, además, un escrito el 20 de abril de 1988, para que estudiara el pequeño preproyecto que había presentado como «Alborá bici-ecologista», de reconversión de la plataforma de ferrocarril minera de Trubia-Teverga-Quirós.

En septiembre de 1989 se me encarga un informe-proyecto más detallado de lo que en principio se había presentado, con mediciones, estructuras, lo cual supuso un arduo trabajo, ya que la plataforma en muchas partes estaba totalmente anegada de vegetación. También el estudio conllevaba un conjunto de propuestas y un estudio jurídico de cómo estaba la situación de propiedad de la plataforma, que previamente ya había sido también realizado por la Presidencia del Gobierno del Principado y que tuvo el nombre de «Elaboración de un plan de animación turística y de ocupación juvenil: recuperación de la plataforma del ferrocarril minero Santo Adriano-Proaza-Quirós-Teverga».

Para lo cual busqué la ayuda para esa redacción del proyecto, y la encontré en la persona de Ignacio Baylón Misioné, que tenía en esos momentos una pequeña empresa, ADAL, y colaboró el urbanista y geógrafo Alfonso Sanz, y desde esta plataforma y con mis ideas e utopías se redactó el citado proyecto por un importe de 1.500.000 pesetas. Este proyecto se pondría a funcionar en abril de 1991 con una inversión inicial de doscientos millones de pesetas.

Al frente de este plan de ocupación juvenil se quedaría Ignacio Baylón Misioné, ya que yo, al vivir en aquellos momentos en Cabrales y estar desarrollando una empresa de turismo activo y carecer del título necesario para ejercer alguna función técnica más allá de proponer cómo yo conceptuaba tal obra, que luego resultó muy distinta a la forma en que se había ejecutado, pues no me acoplé al proyecto, tampoco recibí invitación alguna.

O sea, que desde el nacimiento hasta buena parte del incipiente desarrollo de la senda verde del Trubia le tocó a don Pedro de Silva como presidente, con Bernardo Pérez de consejero de la Presidencia y Pilar Alonso en Juventud.

Juan Luis Rodríguez-Vigil no se hace cargo como presidente del Principado del proyecto de la Senda del Oso hasta primeros de 1992 y es cuando viene una época enloquecida de proyectos para la Senda del Oso, y como me canso de ser llamado a Consejería y a Presidencia y estar horas a la puerta esperando para ser recibido, y no teniendo vehículo en aquellos momentos y residiendo en Cabrales, pues dejo todo en manos de Ignacio Baylón Misioné, y en parte me desentiendo del proyecto, aunque no totalmente, porque en un momento dado debo intervenir ante el plausible aprovechamiento por parte de Vías Verdes del proyecto como suyo, con la anuencia del Principado de Asturias, ya que se había llevado ese año a Fitur.

Un tiempo después colaboro, una vez más, en el estudio de uso y gestión de la Senda del Oso, que coordinaban Juan Vázquez y Amador Robles.

Y todo esto está testado por un informe sobre la Senda del Oso que se hizo este mismo desde la Dirección General de Turismo del Principado de Asturias.

Por tanto, esa idea de la senda verde del Trubia, luego Senda del Oso, salió de un cicloturista gijonés, perdido en Cabrales y dedicado a mil y una utopías, y no como tantas veces se ha dicho de la acción de Juan Luis Rodríguez-Vigil, que sí que luego tuvo todo un desarrollo con aciertos y desaciertos, y que hoy se puede presentar en parte como un proyecto medio fallido.

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