Lo que va de tango a gotán
Hace poco más de un año («Melodías de arrabal», LA NUEVA DE ESPAÑA de 15 de diciembre de 2012) Oviedo disfrutó, en el Filarmónica, de un excepcional espectáculo de tango a cargo de un conjunto dirigido por la cantante y presentadora Mariel, muy bien acompañada por tres instrumentistas y dos bailarines; el público salió emocionado y exultante.
Cosa distinta fue el espectáculo «Segunda noche de tango», del grupo tanguístico «El Reviré en Oviedo», con bandoneón, guitarra, dos danzantes y la vocalista y presentadora Sandra, con un Filarmónica a rebosar. Salvo mejor opinión, dicho espectáculo dejó mucho que desear. Salvo excepciones, el repertorio, que sólo se entendió a medias a través de los altavoces, era poco conocido. La vocalista no acertó en los matices de voz, propios de la emocionante modulación del tango, y más pareció una artista de rock, a juzgar por lo estentóreo de su voz, asemejando, así, en cierto grado, las distintas composiciones en detrimento de la singularidad de cada una. En general, cantó sentada al fondo de la escena –quizá por causa justificada–, cuando lo que el público desea es que la cantante se mueva y se le acerque. A su presentación y comentarios de las obras les faltó claridad de voz y desenvoltura.
La pareja de instrumentistas tuvo, en uno de los interludios, su única ocasión de lucimiento, que aprovechó muy bien para demostrar su oficio, en particular el excelente bandoneón. Lo más colorista de la función fue la pareja de jóvenes bailarines en sus breves intervenciones, una de ellas con música de Piazzolla, con las que dieron calor y sabor al espectáculo.
El repertorio que se pudo entender incluyó «El fogonero», de Villoldo-Homero, y «María de Buenos Aires», tango que también había sido interpretado por Mariel en el concierto aludido, por lo que pudo establecerse, mejor si cabe, el contraste en arte y soltura entre ambas intérpretes. La acostumbrada transposición de sílabas que tanto gusta a los bonaerenses –gotán por tango– para expresar lo mismo, no es aplicable a dichas intérpretes, pues el «gotán» del otro día no es equiparable al tango de hace un año.
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