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La alegría de limpiar el alma

1 de Enero del 2014 - Rafael Gutiérrez Amaro (Linares (Jaén))

Haciendo una reflexión sobre el Sacramento de la Penitencia, quiero resaltar que en algunos sectores de la Iglesia Católica se está prescindiendo de este sacramento, y además se siguen arrinconando los confesionarios o dejándolos en desuso. Hace años un sector mayoritario de los católicos tenía Dirección Espiritual y por ese camino orientaban su vida para procurar ser fieles a la doctrina vivificadora del Señor Jesús; después durante algunos años esto se sustituyó por la confesión frecuente, pero sin confesor fijo; y después se sustituyó por la confesión a largo plazo; hasta llegar hoy a la Confesión Comunitaria, que es algo frecuente que se viva sin seguir las directrices de la Iglesia Católica, y a veces en algunas Iglesias se vive con tanta rapidez y precipitación que pierde su auténtico sentido. Esperemos y deseemos, por el bien de todos, que pronto se restablezca, en todos los lugares, la práctica, tan aconsejable y eficaz, de la confesión frecuente, un reto exigente pero necesario. Dios siempre perdona, pero en los casos de pecado grave se necesita la absolución del sacerdote. Y quiero recordar de nuevo los puntos necesarios para una buena confesión: examen de conciencia, dolor de los pecados, propósito de la enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia. Estos puntos están en plena vigencia y se puede consultar el catecismo de la iglesia católica y conocer más sobre ello. Es bueno que revisemos de vez en cuando aspectos tan importantes de nuestra vida cristiana; para de esta manera mejorar nuestra fe y para poder ser auténticos apóstoles del Sr. Jesús. Nuestra sociedad está muy necesitada de cristianos comprometidos que vivan su cristianismo con autenticidad, partiendo siempre de los principios básicos y fundamentales, principios que una vez conocidos habría que vivirlos y darlos a conocer; hoy, hay mucha ignorancia religiosa y esto causa un gran mal a la sociedad; una sociedad que por este camino acabará en el pozo de una ignorancia perniciosa y destructora, y desde allí se dejara llevar por el viento de ideales mezquinos y sin sentido, que sólo consiguen trastornar nuestras vidas; vidas que, en tantas ocasiones, están indefensas por la falta de formación humana y cristiana. Hoy en nuestra sociedad por desgracia existen muchos cristianos analfabetos que desconocen su fe y que viven apartados simplemente por ignorancia. Por lo tanto, hoy en día, es muy importante la catequesis de adultos para mantener en la sociedad un cristianismo vivo y operativo; un cristianismo exigente que influya en las estructuras que mueven nuestra sociedad. Adelante, todo esto es posible, todos podemos, poniendo nuestras capacidades al servicio de nuestras creencias religiosas; y no abandonando la formación, dado que la ignorancia no es útil y no nos lleva nunca por el buen camino, sino más bien por el camino del abandono que es lo que sucede actualmente. De nuevo ¡Adelante! Lo primero de todo: conversión; y la conversión nos lleva a la fe; y la fe nos lleva al amor; y el amor a la vida, a la auténtica vida; esa vida feliz que todos anhelamos. Y la anhelamos para ahora y para toda la eternidad.

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