Los impuestos del año que se va y sus secuelas
Finaliza el año con dos avisos relativos al paso de una sociedad liberal a otra socialista, si quienes los apadrinan alcanzan el poder. La maniobra, disfrazada de solidarios impuestos, tiene enjundia. En Oviedo ya queda la señal.
Las buenas intenciones justifican las gabelas. El Ayuntamiento de Oviedo ha validado esta opinión acordando el incremento del IBI en el 50 por ciento sobre pisos vacíos, a propuesta del edil de IU, conocido por Rivi (don Roberto), para ofrecer «aprisco» a cuanta gente pastorea con el cayado revolucionario.
Casi a la vez, sus camaradas en la Junta del Principado presentaron terrorífica batería de impuestos (destacan sucesiones y patrimonio), con la «buena intención» de potenciar esa tripa de Jorge llamada «Estado del bienestar», con la mirada puesta en las grandes fortunas, que no se amasan con inacción.
Vivir para ver. Estos predicadores procesionan por el día a sus huestes inflamándolas contra el Gobierno central, «austericida» de la clase media, y por la noche forjan con impuestos el dogal que la ahogará. Nunca los guardianes de la esencia progresista trabajaron tanto, ni estuvieron tan descentrados, ni sus seguidores fueron tan estultos.
Lo cierto es que la andanada está tirada. Si el voto no la desactiva a tiempo, explosionará dejando vía libre a la nacionalización por medio de gravámenes imposibles de asumir. Sibilina maniobra dispuesta a engullir el patrimonio inmobiliario del 80 por ciento de españoles, logrado con trabajo, ahorro y riesgo. Usurpado éste, la negra bota de la nomenclatura habrá aplastado a la clase media y a la libertad. Y con el pretexto de la igualdad, caeremos en la absoluta pobreza, mientras los grandes capitales se habrán escabullido a otras latitudes.
La cacareada igualdad se consigue con «azada» y no con subvención. Sean, pues, los sindicalistas acicates del trabajo y no los profanadores. Sean amigos del empresario y no le empitonen, porque, parco, tenaz, creativo, arriesgado y sostén de familias, es quien más sabe de igualdad. Y comprenda el asalariado que es más rentable ser amigo del patrono que del agitador.
Impuestos y más impuestos, ¿con la sana intención de hacer el bien o engrasar la maquinaria política? Al hilo de esto, revelo el reciente IBI de una finca en zona rural de este concejo. La incluyen en urbana y aumentan el gravamen un 850 por ciento, sin compensación de parcelación, por ejemplo. Precisamente, la zona rural es potencial nicho de trabajo bloqueado por abundantes y cómodos obstáculos burocráticos. Un político de talante comercial dejaría el bla bla y sacaría tajo de todos los rincones de Asturias. Qué pena.
Finalizo con lo sustancial de este escrito. El camino tiene dos puntas; en una aguarda la libertad y prosperidad; en la otra, el absolutismo intransigente y proletario; ¿cuál escogemos? ¡Ah, las buenas intenciones políticas! si se compendiasen en un libro, oscurecerían la doctrina de Jesucristo. Lástima que la aplicación no las haga creíbles.
José M. Gómez Tuñón
Oviedo
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