La desigualdad
Hay varios tipos de desigualdad, que puede ser tanto de género como social, en el caso de la desigualdad de género afecta mayoritariamente a las mujeres, ya que, por ejemplo en el ámbito de trabajo, siempre es más probable que para un mismo puesto si hay que escoger se escoja antes a un hombre que a una mujer, o también puede ocurrir el caso de que ellos cobren más que ellas realizando el mismo trabajo.
Un gerente poco concienciado a la hora de escoger pensará que lo más racional y practico a corto plazo es contratar a un hombre antes que a una mujer aunque tengan aptitudes similares, ya que ellas son las que tienen más posibilidades de pedir permisos parentales y, sobre todo, cuando se meten en el contexto de que antes el hombre era quien mantenía a la familia y la mujer era el ama de casa.
Pero de lo que no se dan cuenta quienes toman esas decisiones es de que provocan consecuencias imprevistas y dañinas para ellos, aunque también para las mujeres que discriminan o creen que no tienen las mismas condiciones que un hombre para un mismo puesto de trabajo.
No se trata de que esté impuesto en alguna ley, sino que los hombres por su forma de pensar hacia estos aspectos traten de forma distinta a las mujeres a la hora de contratarlas o de que se presenten para ese puesto de trabajo.
Aunque también está el hecho de que por ser mujer piensen que estás menos cualificada para realizar una tarea que un hombre, aunque esté comprobado que las mujeres tienen mejor rendimiento académico, por lo cual puede haber casos que esté mucho mejor preparada una mujer.
Otro dato importante que se ve bastante reflejado en la sociedad de hoy en día es que los hombres no tienen que demostrar nada, en cambio las mujeres siempre tienen que demostrar todo.
Por ejemplo, a la hora de entregar premios en algún evento deportivo siempre son las mujeres (a las que se las considera mujer florero) las que hacen entrega de ellos, y nunca los hombres.
La desigualdad está también en nuestro vocabulario, cuando se quiere describir algo bueno siempre se utiliza una palabra en masculino, como por ejemplo zorro, pero cuando esa misma palabra se utiliza en femenino no hace falta saber a qué nos referimos.
Con todo esto no quiero decir que los hombres y las mujeres seamos iguales, porque no lo somos. Y estoy encantada de ser mujer, lo que no quiero es que por serlo se me considere inferior o, lo que es peor, un florero.
Pero sin irnos más lejos, en España, que es lo que realmente nos interesa a las mujeres de este país, se habla de igualdad, pero a día de hoy no existe. Creo que todavía nos queda mucho por conseguir y ojalá en un futuro no muy lejano las mujeres de este país podamos presumir de que exista esa igualdad.
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