Un ovetense en "Operación triunfo"
Lo que les voy a contar no tendrá la más mínima importancia para muchos de ustedes, dirán que hay cosas mucho más importantes de que preocuparse, pero quiero hablarles de algunos de nuestros mayores pecados: la envidia, acompañada de la indiferencia. Éstas se traducen en no dar importancia a las personas que están cerca de nosotros, si nuestro vecino sobresale en algo, no lo valoramos y le quitamos la importancia que tiene, incluso lo menospreciamos. Cuando alguien de nuestro entorno (llámese calle, barrio, ciudad) sobresale en algo, nos preguntamos: ¿cómo puede ser un gran cantante o un gran pintor, si es de aquí al lado?... Imposible, si lo conocemos desde que nació. Para que tenga nuestro reconocimiento tiene que haber triunfado fuera de Asturias, incluso entonces, a algunos todavía les costara reconocer la calidad de su paisano. Por suerte, no todos somos así. Les cuento: un chico nacido en Oviedo llamado Mario lleva actuando en un programa de televisión («Operación triunfo») ocho semanas. Canta, baila, en fin, quiere ser artista. Está en el camino de conseguirlo: trabaja mucho y se esfuerza más, y nosotros nos estamos perdiendo estos comienzos de su incipiente carrera. Además, ejerce de asturiano y en lugar de apoyarlo (primero por que realmente posee calidad y talento, segundo por ser uno de los nuestros y, por último, porque está sabiendo representar unos valores que siempre han sido nuestras emblemáticas señas de identidad y por las cuales nos hemos ganado el respeto de casi todo el mundo fuera de nuestra fronteras autonómicas: trabaja duro, lucha por lo que cree sin hacer concesiones cara a la galería –en este caso audiencia–, y siempre está ahí para echar una mano a cualquiera de sus compañeros, sin pensar que se encuentra en un concurso), pues como suele ocurrir caemos en esa especie de pasotismo y/o menosprecio (que no desprecio) hacia lo cercano. Hasta la fecha (a excepción de este periódico, en el cual aparece un artículo todas las semanas), ningún medio de comunicación de esta ciudad (de la cual es natural), ni del resto de la autonomía (de la cual es, queramos o no, en estos momentos representante), ya sea prensa escrita, televisiones, radio, etcétera, se hace el más mínimo comentario sobre este chico. Quizá si fuese otro tipo de programa en el cual los objetivos y la temática fuese más frívola, quizá sí sería digno de comentarlo en los diferentes programas y medios de la región y le dedicarían minutos de reflexión, incluso de análisis. Por favor, abramos los ojos (y en este caso también los oídos) y luchemos por dejar ese pasotismo y la dejadez que parece que en algunas ocasiones nos produce lo nuestro (aplicable para todo lo nuestro). En estos difíciles momentos que atravesamos, siempre es bueno tener algo que nos una y más cuando es algo (en este caso alguien) que nos puede hacer olvidar por unos momentos las complicadas circunstancias que nos rodean y que en muchos casos nos tocan vivir. Sólo me resta agradecer la oportunidad que este medio me ofrece. Y recuerden: ¡Puxa Asturies!, gritémoslo nosotros, y que no nos lo tengan que recordar los de afuera.
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