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Ni dignidad ni paz

6 de Enero del 2014 - Ana María Velasco Plaza (Oviedo)

El último manifiesto emitido en Durango por los terroristas excarcelados demuestra una vez más, y en línea con los anteriores comunicados, la prepotencia, chulería y también la coherencia, que a otros les falta, de unos criminales que se saben vencedores frente a todo un Estado.

La razón de sus asesinatos fue lograr un proyecto político, al que no solamente no han renunciado, sino que saben que avanza satisfactoriamente, siendo cada vez menos los, según ellos y sus cómplices en prensa e instituciones, enemigos de la paz que, bien por hastío, rendición o miedo se oponen al proceso de amnistía y entrega.

Porque enfrente se encuentra una ciudadanía amorfa, unos partidos políticos en su mayoría colaboradores y un gobierno rendido que con la mayor desvergüenza y que, repitiéndose cual papagayo adiestrado, pretende hacernos creer, ante comunicados como éste, en los que los asesinos imponen sus propósitos con amenazas veladas al más puro estilo del chantaje del matón que se sabe ganador, que ETA está derrotada.

Gravísimos, canallas y repugnantes han sido los miles de crímenes cometidos por ETA, pero aún es mucho mas grave, más cobarde y repugnante por su incoherencia que el Gobierno del partido popular (ya en minúsculas) menosprecie, eso sí, envuelto en fingido sentimentalismo, no solamente a las víctimas directas de la barbarie terrorista en particular y a todos los españoles en general, sino también a un auténtico Estado de derecho, encubriendo intencionadamente los motivos por los que cometieron estos crímenes, convirtiendo ahora estos motivos el acceso al poder político y la independencia del país vasco, en una recompensa con tal de que cesen momentáneamente su actividad asesina.

Y para que esta rendición culmine cumpliendo dentro de la legalidad las exigencias de la banda asesina no se dudará en cambiar en breve aquellos artículos de la Constitución y del resto de la legislación que sean necesarios.

Sr. Fernández Díaz: ¿dónde está la línea roja que no iban a consentir que se traspasara? ¿Dónde quedó el cero del contador para la ilegalización de los partidos etarras? ¿Qué les ha distraído tan poderosamente para que se esfumara su presunta escrupulosa atención y vigilancia para que el peso de la ley cayera sobre ellos? ¿Qué les obliga a cumplir compromisos secretos para el pueblo español, a los que se supone eran ajenos? ¿Reconoce acaso al macho cabrio de lo que tan teatralmente ha dado en llamar aquelarre etarra, cuando no es otra cosa que una de las muchas celebraciones que tendremos que soportar y que forman parte de las compensaciones de esos indignos acuerdos?

¡Cuánta falsedad! ¡Cuánto engaño! ¡Cuánta claudicación y cuánta increíble traición a una ideología, a un país y a unos votantes!

Señores del Gobierno, tengan al menos el coraje de decirnos claramente por qué y a qué acuerdos han llegado. Y luego tengan la dignidad de someterse de nuevo a las urnas, ya que están gobernando con un programa distinto al que mereció la confianza de la mayoría absoluta de los españoles.

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