Saber es implicarse
Cuando se opina sobre un tema se puede hacer siendo directo, claro y sin eufemismos que disimulen nuestras intenciones. También se puede decir rebuscando sinónimos y frases hechas para adornar nuestra alocución, donde todo parecerá como más doctorado. He incluso lo que gusta a la mayoría, siendo demagogos, insultantes e hipócritas; que solo reflejarían signos de intolerancia, intransigencia, falta de respeto y de educación. Y existe una cuarta manera de interpretar lo que ocurre a nuestro alrededor, a mi entender la que más daño hace a esta sociedad, el silencio del saber, la callada del conocimiento. Y que cuando lo hace da la impresión de querer quedar bien con todos y con todo. Por eso las voces que se escuchan con demasiada frecuencia, no siempre son las más adecuadas. Pero a la hora de ser críticos con tiranías, corruptelas y abusos del poder, todos preferimos los osados mediocres a los acobardados y silenciosos ilustrados.
Por ello, como muy dado a expresar mis inquietudes, usaré mi particular forma de ver las cosas, decirlo sin sentirme mediatizado o presionado por nadie; y esto último es el inconveniente mayor que tienen las personas más instruidas a la hora de opinar y reflexionar sobre la vida misma, sobre los temas que preocupan a la sociedad, siempre están con el freno echado, por temor a perder credibilidad, buscarse enemigos, perder amigos, muy preocupados de esconder ideologías y tendencias. Impidiéndoles expresar razonamientos o críticas tal como todos esperamos de ellos.
Siempre ocurre lo que pasa, y no es otra cosa que los ruidos siempre representan a carretas vacías; pasando desapercibidos los silenciosos carruajes repletos de sabiduría. Pero dejan a la vista la cobardía intelectual a que están sometidos quienes reflexionan demasiado las cosas, pensando que su opinión bien pudiera causarles contratiempos personales y profesionales. Dejan de ser solidarios con quienes están a diario tratando de decir lo que ellos expondrían con más notoriedad, mordiente y determinación. Es mucho lo que nos asusta, acongoja, humilla, preocupa y nos desespera en estos tiempos que padecemos, el silencio de estas personas intachables, sabias y respetables solo beneficia a los caras duras que proliferan y campan a sus anchas dominando el poder de decisión en nuestro panorama político. Porque quienes les discrepan o afean son siempre los mismos y los menos capaces, y ellos lo saben. Mientras ustedes les hacen el juego con su silencio timorato.
¿Qué pretendo expresar con esta reflexión? simplemente animar a los intelectuales y personas que lideran una parcela profesional respetable dentro de la sociedad, que sean sensibles y más solidarias con el resto de la colectividad más limitada a la hora de defenderse ante los sinvergüenzas que nos acechan por todos lados, y nos hacen la vida imposible. A lo largo de la historia, siempre el pueblo llano, encabezó las protestas ante las injusticias, siempre demostrando que su mente quizás menos ocupada científicamente, se rebela sin miedos, sin prejuicios; cuando los pávidos atiborrados de letras y números, siguen escondidos como si la cosa no fuera con ellos. Necesitamos más que nunca de ustedes, para liderar una alternativa a estos políticos apoltronados que nos llevan a la ruina. Al final, no os preguntarán qué habéis sabido, sino qué habéis hecho J. Gerson
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