Tontos útiles, listos inútiles

Don Fernando Lastra, portavoz socialista en la Junta General del Principado de Asturias, nos regalaba el pasado día 6, festividad de los Reyes Magos, con un artículo en el que a propósito del pacto firmado entre el grupo municipal de IU en Oviedo y el señor alcalde ovetense tildaba a aquellos de tontos útiles, ya que al parecer –el suyo– el tal pacto no dejaba de ser una nadería sin más trascendencia que el puro protagonismo que obtienen los concejales de IU en Oviedo, con don Roberto Sánchez Ramos a la cabeza.

La verdad es que el pacto está dando bastante trabajo a diferentes representantes socialistas, tanto a nivel regional como local, desde el de don Wenceslao López, que nos dedicó un artículo prolijo en números pero escaso en argumentos políticos, hasta el comentado de don Fernando, pasando por el del jefe del Grupo municipal Socialista en la Corporación capitalina, don Alfredo Carreño, todo un monumento a la vaguedad que es la marca desde hace muchos años del Grupo municipal Socialista ovetense. Todos ellos, por cierto, aquejados de un mal que se repite con demasiada frecuencia en la política española y que afecta a todos los partidos por igual, la desmemoria.

Aquí nadie debería olvidar que hubo un tiempo en el que se paseó por la Consistorial carbayona un infausto personajillo, gerente de aquel monstruo llamado Gesuosa, nacido al calor de un pacto entre don Álvaro Cuesta y el entonces regidor ovetense, y todo por un plato de lentejas para los concejales socialistas. Aquel pacto parece que era santo, todo lo contrario del actual. Aquel pacto sólo sirvió para que los concejales socialistas mantuviesen o acrecentasen unos jugosos emolumentos por ejecutar el papel de comparsas. Parece que aquellos no eran tontos útiles, simplemente compañeros de viaje, de un viaje que nos costó muchos millones no sólo a los ovetenses, sino a los asturianos, ya que los últimos coletazos vinieron con la faraónica obra del Calatrava, la operación inconclusa (y por muchos años) del Vasco y los millones desembolsados para que el ala de oficinas del monumento calatraviano pasase a manos públicas para arreglar las cuentas de una empresa de dos prohombres, o familias, astures con buenas conexiones socialistas. Lástima que de todo esto no se acuerde don Fernando Lastra.

Los socialistas asturianos deberían entender que, con independencia de cualquier otra consideración que se pudiese hacer, las cuentas regionales no iban a salir adelante ni con el apoyo de IU, ya que la suma de ambas fuerzas en la Cámara regional es claramente insuficiente, aunque sea por un solo voto, qué le vamos a hacer. Por ello, en vez de andar buscándole los cinco pies al gato en cualquier esquina que se tercie –el Ayuntamiento de Oviedo, por ejemplo–, deberían atender a escuchar la voz de la ciudadanía y tratar de ponerse en sintonía con unas exigencias que van más allá de contar con unos presupuestos prorrogados o no, cuando ni va a ser la primera vez que esto ocurra ni ello va a suponer debacle alguna, tal como la experiencia nos dice.

Dicho todo lo anterior, no deja de llamar la atención que todos los grupos de la Junta, todos sin excepción, hayan corrido a acordar el presupuesto que los mantiene sin el mayor problema, demostrando una vez más que cuando se trata de su plato de lentejas, ni hay tontos útiles ni diferencias insalvables, está claro que «la pela es la pela» y que en ese terreno no existen ni crisis ni recortes.

Está claro que de tontos útiles a listos inútiles sólo media la posición del espectador, el político –de cualquier partido (no olvidemos las trifulcas que no hace tanto se vivían en el Ayuntamiento ovetense)– o el ciudadano de a pie, que únicamente alcanza a distinguir un buen montón de «listos inútiles», y absolutamente prescindibles, como puede ser el caso, no único, por supuesto, del señor Lastra, que parece no tener otro lugar en el que ganarse el sustento que calentando una poltrona en un Parlamento regional que, como ya dije no hace mucho, resulta cada día más prescindible.

En fin, mientras se dedican a evanescentes discusiones que no importan a nadie más que a ellos mismos, la ciudadanía dedica su tiempo a pensar en quién depositar su confianza en unas elecciones que están a la vuelta de la esquina y para las que cada vez encuentra menos candidatos fiables.

Pedro José Vila Santos

secretario del Centro de Estudios Sociales y Políticos de Asturias