Cerrar el candado y tirar la llave
La primera vez que vi candados puestos en las barandillas de un puente me quedé un tanto despistado, desconocía que las muestras y compromisos de amor hubieran cambiado los lienzos de los troncos de los árboles (en los que se grababan corazones atravesados por flechas) por las barandas de los viaductos y pasarelas, pero, como es natural, los años pasan y las formas cambian. Cerrar el candado y arrojar la llave al agua, una promesa de enlace eterno, un sentimiento de perennidad en tiempos de incertidumbre y obsolescencia programada. Sin ser nostálgico del pasado ni defensor de las viejas tradiciones, la verdad, no acabo de captar que un utensilio destinado a cerrar, limitar y guardar dominios y posesiones sea el objeto apropiado para expresar o simbolizar el amor. Desgraciadamente, abundan los casos de personas que interpretan de manera equivocada lo del cierre del candado, incluso llegando a matar a sus parejas cuando estas tratan de usar la llave que les permita salir de una morada cargada desengaño, infelicidad o maltrato. Unidos por voluntad y deseo, no por presión y miedo.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo