Derecho al pataleo
A menudo pienso y reflexiono sobre las cosas que leo, escucho y veo en los medios de comunicación de nuestro país, por supuesto hay opiniones para todos los gustos, pero hay algo que me viene molestando especialmente en los últimos tiempos. La facilidad que tienen algunos miembros de nuestra sociedad en tildar de delincuentes, poco menos que terroristas, a personas que luchan por sus derechos e intereses, por la dignidad de su vida y de aquellos a los que quieren.
La protesta social es algo que molesta especialmente a nuestros políticos, a la vista está la nueva reforma del Código Penal, pero estamos hartos de engaños, de palabras bonitas y de que gobiernen sólo para unos pocos privilegiados; no se dan cuenta de que la sociedad que los rodea está cambiando. Un claro ejemplo de lo que está pasando en los últimos tiempos puede verse en El Gamonal, un barrio obrero de Burgos que ha despertado el apoyo y la solidaridad de muchos de los habitantes de un país que nunca ha de olvidar lo que estamos aprendiendo, aunque sea a base de porrazos. Los políticos no deben olvidar, por mucho que les moleste, que no sólo somos un voto, somos personas con derecho a una vida digna y que estamos dispuestos a luchar por ella; haremos uso de nuestro derecho al pataleo.
La respuesta social en contra de las injusticias que se cometen en este país es de lo poco que, a día de hoy, me hace sentir orgulloso de vivir donde vivo. La unión, como cuentan de antaño, de vecinos, amigos y compañeros luchando contra esas injusticias de las que están hartos los dignifican. Movimientos sociales dignos de recordar: el 15-M, la lucha minera, el movimiento en defensa de servicios públicos como la sanidad o la educación hacen que me olvide de que pertenezco a la llamada generación perdida y alimentan en mí la esperanza del cambio hacia un futuro mejor.
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