El terrible alzhéimer
Desearía expresar mi opinión con relación a la terrible enfermedad del alzhéimer que afecta a tantas y tantas familias españolas.
En las distintas etapas de mi vida hubo buenos tiempos y otros no tan buenos; pero los que ahora llegaron fueron perversos. A mi esposa se le presentó la terrible y silenciosa enfermedad llamada alzhéimer, que, lentamente y sin poder evitarlo, fue dañando la capacidad esencial de la misma de pensar, de recordar, de discernir, de sentir, de querer y de reconocer a su familia tan querida, a su marido y sus hijos. Nos hundió la moral y nos privó de la armonía que existía en nuestra casa.
Terrible enfermedad que conduce a la demencia y a una exacerbada agresividad que hace al enfermo dependiente de las personas de su entorno.
Por desgracia, lo sé por experiencia, puesto que todas estas manifestaciones de la enfermedad las padecía mi esposa. Y como consecuencia de todo ello la misma ha fallecido. El día 21 de junio de 2009. Que Dios le dé descanso eterno por lo sufrido y descanse en paz y en gracia de Dios.
Los familiares tendremos que concienciarnos y resignarnos por tan grandiosa pérdida. Yo, su esposo, la tendré siempre en mi recuerdo, el único paraíso de donde nadie puede expulsarme a pesar de la pérdida de un ser tan querido.
Pero hay cosas alrededor de todo lo sucedido que te ayudan a amortiguar el dolor, la forma como la trataron en la Residencia donde pasó sus últimos días, con un comportamiento y un cariño digno de elogio, por lo que me siento satisfecho y agradecido al unísono, y asimismo hago constar que todo el colectivo de enfermeros y demás personal sujeto a los servicios de la Residencia tiene una gran talla humana y profesional que elogia a dichas personas en su cometido.
Desde este espacio público y periodístico al que me dirijo, envío esta nota de agradecimiento para todo el personal que trabaja en dicha Residencia; tanto en nombre de mi familia como en el mío propio, deseándoles que Dios les dé mucha salud por el bien que realizan.
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