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La Iglesia y el sexo

2 de Febrero del 2014 - Coro Junquera Lantero (Oviedo)

De cómo algunos miembros de la Iglesia y ella como institución tratan desde tiempo inmemorial los temas sexuales es algo que, a día de hoy, me resulta inexplicable.

Sin querer caer en calificativos que puedan resultar molestos, me parece una obsesión la que se tiene con todos los temas que atañen a la faceta sexual de la persona, y no entiendo el porqué de algo que es tan natural, tan intrínseco a la persona, tan importante para su desarrollo y que ha sido utilizado para en muchas ocasiones tener por parte de la Iglesia a las personas en un estado permanente de «pecado».

No creo en una Iglesia preocupada por el sexo consentido y libre, la homosexualidad como una expresión más, la libertad de cada persona para vivir su propia sexualidad de manera libre, dentro de una Iglesia que no la culpabilice por ello, ni la haga sentirse al margen, ni en pecado permanentemente.

Sí creo en una Iglesia al lado de los marginados, de los que sufren las injusticias de este mundo, en contra de los corruptos, de los enriquecimientos injustos, de las difamaciones, apostando por ser personas felices y alegres, por una Iglesia que lucha por cambiar una sociedad mal planteada y en crisis no sólo económica.

No creo en una Iglesia que en el siglo XXI siga hablando de la homosexualidad como un defecto, una enfermedad, algo pecaminoso y a corregir. No creo que la Iglesia debiera seguir opinando y calificando sobre temas sexuales, no creo que esté para eso. Creo que le cabe una dimensión más espiritual, más de ayudarnos a encontrarnos a nosotros mismos, y si es posible, algo más que nos enriquezca, nos dé fortaleza, valor y esperanza.

No creo en un Jesucristo preocupado, ocupado con las tendencias sexuales de la persona, sino con la bondad, con la generosidad, con la humildad, con el amor en su más amplio sentido y expresión. No haga la Iglesia lo que Él no hizo, no separe, no estigmatice, no descalifique, no oprima... con que fuéramos capaces de hacer una mínima parte de lo que Él nos enseñó ya podríamos darnos por contentos... pero es más difícil, mucho más...

Supongo que históricamente y, desde el punto de vista del «poder» de la Iglesia, ha sido una baza importante tener bajo su tutela los aspectos sexuales, pero hoy en día, francamente, me parece un desatino. A muchas personas, practicantes incluso, declaraciones de la Iglesia sobre sexualidad no les afectarán, pero también habrá a quienes les resulte, como poco, desafiante, excluyente y extraterrestre.

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