La Nueva España » Cartas de los lectores » Conciencia y vida

Conciencia y vida

27 de Enero del 2014 - Carlos Muñiz Cueto (Gijón)

Las culturas, como las mareas, se expanden o se retiran; retiradas: desaparecen o retornan. Todo es flujo y reflujo. Si hasta ahora la expansión implicaba conquista de nuevos territorios, ahora, con el desarrollo tecnológico, la humanidad ha alcanzado la cúspide del acaparamiento y la codicia: esa competencia de los triunfadores para menospreciar al prójimo; ya no se necesitan territorios para satisfacerla, sino nuevos mercados de consumidores. El dinero, una simple herramienta, es la cultura hegemónica: tanto en la China comunista, como en la Europa capitalista. Tomemos conciencia o desapareceremos, sin pena ni gloria, antes de ser conscientes de cuál es nuestro destino. La codicia, ha logrado que el 1% de la población mundial acapare el 50% de la riqueza del mundo. Como un agujero negro que acapara la luz sin dejar salir la vida, la economía neoliberal es incapaz de ver, desde los altos pisos, al prójimo allá abajo en la calle; la vida del prójimo, a la sombra de tan alta edificación, es sólo oscuridad.

La dominación, que antes se basaba en la guerra, ha pasado a basarse en la economía. Ya sólo se matan en guerras los invisibles para alimentar el negocio de las armas. La economía, sin otro objetivo que el triunfo de la competitividad, está enfocada en los privilegios de las castas con dinero, ya no es una cuestión de fronteras entre monedas, territorios y sus personas. Las migraciones van del campo a la ciudad. Allí, ya no es cuestión de muros infranqueables, sino de doblar la esquina y encontrar la miseria: la moral a un lado, la económica al otro, juntas sin solución de continuidad. Los que sobran, los nómadas en busca de empleo, acabarán siendo invisibles: ni la policía visitará sus barrios. No consuela pensar que ante tanta estupidez disminuirá el número de esos triunfadores que no lo son por méritos humanos, sino por aprovechar la trampa que hizo la ley que determinó que el lugar en que se habían colocado, era adecuado para ellos y su derecho. Muy pronto, muy pocos, acapararán toda la semiriqueza y fabricarán con sus robots los antojos que les beneplazcan, compitiendo entre sí; inclusive los alimentos: pues la tierra será suya, las semillas genéticamente modificadas también, y la maquinaria agrícola robotizada hará que ya no necesiten alimentar esclavos. Los hambrientos en busca de empleo y vida, son prescindibles.

La robotización no es un error, es nuestra herramienta de transito a un Santuario. Pero usada por este neoliberalismo es autodestructiva. Los oportunistas, en su endogamia, también se extinguirán en periodos de semidesintegración: de las 85 primeras fortunas del mundo que disponen de la misma riqueza que la mitad más pobre, pronto quedará la mitad, y querrán eliminarnos para mantener los porcentajes que les hace viable su inconsciencia. La vida humana, una singularidad peculiar incapaz de vivir en el exterior de su planeta, no toma conciencia de su destino. ¿Quizás los delfines o las inmortales medusas, antes de que se extinga el sol y su planeta, logren crear los robots capaces de expandirse por el sistema solar para ser cuidadores del planeta santuario de su creador, salvándole para la vida?

Cartas

Número de cartas: 46105

Número de cartas en Octubre: 43

Tribunas

Número de tribunas: 2088

Número de tribunas en Octubre: 2

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador