Humanos o divinos
El calvario de un cura o de cualquier otro que se dedique a curar es no estar atento, no estar contento con lo que hace, no controlar el tiempo y no saber en todo momento hacia dónde va, saber comprender es lo principal.
Lo importante es saber si tienes o no tienes cura, no entenderlo es como no tener remedio, pues sabemos que al reino animal pertenecemos, y para curar hay que vivir en la realidad.
Sin obsesiones, no haciendo elucubraciones sin necesidad, las devociones no deben ser imposiciones, ni improvisaciones, es preparar un camino para llegar; ¿que cuesta esfuerzo y sacrificio?, en todos los oficios pasa lo mismo.
Si es la profesión que elegiste, no estés triste, lucha y lucha para vencer y vencerás con la ayuda de Él, que no te faltará a la hora de la verdad, siempre pasó que el mal no bien se puede arreglar y cuando se arregla es que hay medios y que con la ayuda de hermosos remedios se pondrán de acuerdo el bien y el mal.
Bendito el que a partir del original tiene fuerzas, para que el maldito no le haga pecar al renunciar a la defensa personal.
Pero, a pesar de todo, guarda, no escondas tu tesoro, no vaya a ser que si lo escondes se te pueda olvidar dónde está cuando lo decidas buscar.
El único que lo puede parar, curar, es Él, el que salió del más hermoso seno materno, el de la Virgen María, la inmortal, la Madre de Dios.
Santuario de la Trinidad
Amalio Rubiera Rato
Oviedo
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