Ya nadie escribe cartas
Sólo los bancos, abres el buzón y te encuentras con publicidad (perdón, correo comercial) y cartas de bancos...
Echo de menos las cartas que antes escribíamos y recibíamos. Ahora, con todo lo que nos ha traído la informática, estupendo por cierto, hemos abandonado la costumbre del correo ordinario, es más lento, menos efectivo, hay que escribir, poner sobre, sello, ir al buzón, todo un ritual que ahora dando a una tecla solucionamos.
Cuando llama al telefonillo el cartero, mi cartero es encantador, y sólo me deja el correo en el buzón, es que la cosa va bien, pero cuando tiene que subir a casa, es que la cosa va mal.
En el poco tiempo que pasa entre que pica y sube, me da tiempo a pensar si lo que me trae es un certificado de Hacienda somos todos, una multa, un burofax de algún banco, etcétera, etcétera, en definitiva, todo buenas noticias.
Si es una multa de tráfico, me dice con cara de cordero degollado: «¿Se la dejo?». «Sí, hombre», le contestó yo, «no se preocupe». Hay que animarlo, porque me imagino que se siente como cuando traían un telegrama a casa, malas noticias, los telegramas sólo traían malas noticias. Pues ahora los carteros, por el estilo, si tienen que subir a tu casa, es que por lo general traen malas noticias, económicas para ser más precisos.
En fin, que echo de menos escribir y recibir cartas, y me acuerdo de mi madre, que tenía una correspondencia por escrito con amigos, familiares, etcétera, muy fluida y en cantidad, y la estoy viendo sentada en su escritorio...
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