El padre Fermín y su atención a la persona
Muchos serán los ovetenses (también oviedistas) y de Asturias que sentirán que con la muerte del padre Fermín algo suyo se ha ido. Más de cincuenta y tres años de su vida en la comunidad de los dominicos de Oviedo. Hasta su jubilación en tareas educativas en el colegio. Pero fueron sobre todo cincuenta y tres años de relaciones amables, de generar amigos, de atender a quienes a él se le acercaban solicitando su ayuda. Su sensibilidad hacia quien podía ayudar fue aumentando año a año. En su jubilación, mientras él pudo, estuvo cerca de los frailes enfermos, atendiéndoles, acompañándoles a médicos, hospitales. En los últimos meses fue él quien necesito ayuda que con cariño se la ofrecieron sus hermanos frailes.
La historia del colegio de Santo Domingo, en los años que van del sesenta del siglo pasado hasta hace unos pocos, se construye en gran parte con la presencia y la actividad educadora del padre Fermín. Muchos son los que lo pueden atestiguar. Él ha sido animador de las reuniones anuales de antiguos alumnos. El afecto que mostraba en el tiempo del colegio continuaba en no pocos de sus alumnos después de que éstos lo abandonaran. Ello debido a que, más allá de la actividad exclusivamente académica, cultivaba con esmero la atención a la persona.
El deporte fue ámbito de su actividad educadora. ¡Cuántos alumnos pueden atestiguarlo! Recuerdo la sorpresa que me produjo cómo se dedicó a desarrollar el baloncesto en el colegio, cuando él, a diferencia del fútbol, no lo había practicado. Vio en el baloncesto un modo de continuar su labor educadora y se entregó a ella.
El padre Fermín como prior de la comunidad y como administrador del colegio asumió durante años responsabilidades delicadas que exigían entrega a la comunidad religiosa y a la comunidad educativa. Todo ello lo combinaba con su servicio sacerdotal en la iglesia y como capellán de una conocida clínica ovetense.
Estas letras están redactadas con exceso de apremio. Resultan muy pobres e imprecisas para expresar los recuerdos que se amontonan de Fermín tras catorce años de convivir en la época de formación, y los doce luego en el colegio de Oviedo, que tenían su continuación en mis frecuentes visitas a la comunidad religiosa. Muchos podrían expresar mejor quién fue el padre Fermín en la vida del colegio, de la comunidad y de un amplio entorno. Estas letras por modestas y sencillas confío que estén en línea con el estilo modesto, sencillo y a la vez entregado del padre Fermín.
Fray Juan José de León Lastra, O.P., Madrid
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