Un ángel de la guarda
Hay mucha gente que se hace estas preguntas: ¿existe un ángel de la guarda?, ¿cómo es? Pues bien, voy a sacarles de la duda.
La respuesta a la primera de las preguntas es «sí, existe», y la respuesta a la segunda pregunta es sencilla, es un ser cariñoso, amable, humano, profesional, comprometido con su trabajo, viste bata blanca y la mayor parte de las veces lleva un estetoscopio colgado de su cuello.
¿Que por qué lo sé? Porque mi hijo Javier tiene su propio ángel de la guarda, y su nombre es doctora Itziar Marsinyach Ros.
El día 20 de noviembre viene al mundo nuestro segundo hijo, y todo el mundo sabe la inmensa alegría que para unos padres supone el nacimiento de un bebé. Pues bien, doce días después del feliz acontecimiento me persono con mi pequeño en urgencias de Maternidad del HUCA, ya que me tenía preocupada su inapetencia y los médicos no sabían decirme cuál era la causa de la misma.
La suerte quiso que estuviera de guardia la doctora Itziar Marsinyach Ros (pediatra neonatóloga), quien, en seguida, no sin ciertas reservas a falta del diagnóstico de un cardiólogo, nos dijo que mi hijo tenía un problema cardiaco denominado transposición de grandes vasos, involucrándose personalmente de tal forma que hasta le hizo un ecocardiograma, que en cierta forma le confirmó lo que ella creía, ya que dijo que había que adelantarse al bebé y ponerle de forma urgente un tratamiento.
Su rápida y certera intervención salvó la vida de mi pequeño, que llegó al hospital con un 30 por ciento de oxígeno en sangre.
Es muy duro, muy duro, hasta el punto que parece que el suelo desaparece bajo tus pies y empiezas a hundirte, cuando te explican lo que le sucede a tu hijo y que tiene que ser trasladado urgentemente a Madrid para ser operado del corazón y con un alto riesgo de que ni siquiera llegase a su destino.
La doctora Itziar en ningún momento nos ocultó la realidad, fue franca con nosotros, cariñosa con nuestro hijo y profesional en su trabajo.
Por todo ello, quiero agradecerle que a día de hoy nuestro hijo siga vivo y sea un niño sano, porque realmente ella fue quien le salvó la vida.
No quiero dejar por todo ello de agradecerle todo lo que hizo, sin olvidar tampoco el buen hacer de todas aquellas personas y profesionales que de alguna forma ayudaron a llevar todo esto a buen puerto, el personal de la uci de neonatología del HUCA, el personal de la uvi que hizo el traslado a Madrid y el superequipo de cirugía cardiaca del Hospital de La Paz de Madrid. A todos ellos, mi agradecimiento y gracias de todo corazón.
Gemma Fernández Galán
Oviedo
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