A la juventud
Es el tiempo de ver plasmados nuestros sueños en realidades. Que nuestro duro trabajo y grandes sacrificios den por fin sus frutos y veamos florecer, de nuevo, una próspera primavera. Que el sudor de los que luchan día a día sirva de bálsamo para aquellos que han perdido toda esperanza en recuperar la sonrisa. No es tiempo de rendirse. Es tiempo de nuevas ideas y de nuevos amaneceres de tibia brisa y sol reluciente.
Nadie podrá jamás robarnos nuestra fuerza, nuestro dinamismo vivo y nuestras ganas de avanzar hacia la prosperidad. La juventud no está callada ni sentada sin hacer nada; está paciente esperando su momento, para dar el salto definitivo y demostrar que tiene mucho que decir.
Puede que poca gente crea en ella. Que esta es la juventud perdida, la del ordenador y el móvil pero creo que no es así. Está bien formada, nacida en la idea multicultural y de respeto; respira aires de libertad y ansia asentarse en unos firmes cimientos para construir, si fuera necesario, desde el inicio el edificio de la sociedad futura.
Por más que nuestros jóvenes talentos emigren y España pierda potencia cultural e intelectual, nadie ni nada podrá hacer que cuando éstos regresen, cambien la idea de sociedad y convivencia que tenemos concebida.
Tienen ganas, tienen ilusión y sin duda alguna lo conseguirán; con o sin ayuda. Les es indiferente, pues la mentalidad de avanzar les es innata. Y lo saben. Saben que la ilusión y el coraje es más fuerte que cualquier barrera o impedimento que se ponga por delante.
A ellos, al futuro de España y de Europa es a quien debemos dar la oportunidad y el testigo para hacer que la situación cambie de una vez por todas y que la prosperidad inunde nuestra tierra, tan maltratada desde hace siglos.
Sepan, que si algo es seguro es que el futuro les pertenece y comandarán el timón del mañana hacia un futuro nunca jamás visto, pero en el que la libertad y el respeto irán de bandera allá donde vaya la nave.
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