Lena, un concejo castigado

El concejo de Lena, situado al sur del Principado de Asturias y puerta abierta a la Meseta, hace muchos años que es castigado duramente por las obras para la construcción de infraestructuras, y por éstas una vez construidas y en uso. Entre ellas podemos citar las siguientes: carretera N-630, la vía del ferrocarril, la autopista del Huerna, las múltiples líneas eléctricas de variada potencia instaladas en sus montes, el gasoducto y, actualmente, el acondicionamiento de la carretera Lena-Quirós y la variante de Pajares para el AVE. Parece ser que también sufrirá las consecuencias de la ampliación, para convertirla en autovía, de la N-630 por el puerto de Pajares y que atravesará de Sur a Norte todo el concejo.

Que todas esas infraestructuras son necesarias y que reportan importantes beneficios a Asturias –y, por supuesto, al concejo de Lena– nadie lo pone en duda. Los beneficios los disfrutamos todos, pero los daños y perjuicios, molestias e impactos visuales y de todo tipo sólo los padece el concejo de Lena y quienes en él habitamos. Y, así, se sufre la contaminación de ríos y arroyos, los daños a la pesca y la caza, escombreras y rellenos de valles, argayos, cortes y desaparición de caminos, derribo de viviendas, desaparición de fincas, tráfico de vehículos de gran tonelaje que deshacen carreteras y calles, el polvo que ensucia todo el entorno, el ruido de los vehículos que circulan por la autovía A-66, el gran destrozo al que se está sometiendo al valle del Huerna y otras zonas por la variante ferroviaria, partir en dos el valle de Lena por la A-66, etcétera.

Sin embargo, hasta la fecha ¿qué compensaciones han recibido el concejo y sus habitantes que no haya recibido también el resto de Asturias? Ninguna. Como contraposición, sirvan algunos ejemplos: denegada al Ayuntamiento de Lena la reclamación a Aucalsa para el pago que le corresponde por el IBI; la negativa de Fomento a instalar vallas antirruidos en las márgenes de la autovía A-66 a su paso por Pola de Lena, negativa de Fomento a realizar las obras necesarias para eliminar el peligro del cruce de Campomanes en la N-630, negativa de Renfe a construir una nueva estación del ferrocarril en la capital del concejo (ya que la actual data del siglo XIX y resulta totalmente obsoleta), pendientes de terminación los paseos fluviales en las márgenes del río Lena una vez ejecutadas las escolleras para su encauzamiento, etcétera.

En lo que concierne al tema de carreteras, ya es hora de que por parte de Fomento se instalen las mamparas antirruidos necesarias en la travesía de Pola de Lena, para evitar así el continuo e insoportable ruido que producen los vehículos que circulan por la A-66 y que sufren los vecinos que viven en las proximidades. Igualmente debe solucionarse de una vez por todas el problema del cruce de Campomanes.

Por lo que se refiere a la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, es necesario que se finalicen, después de tantos años de espera, los paseos fluviales entre Pola de Lena y Villallana o Ujo.

Es de justicia que el concejo de Lena reciba un trato de favor, teniendo en cuenta lo expuesto, en dos cuestiones relativas al ferrocarril. Primera: la construcción de una nueva estación en Pola de Lena y, segunda: la parada del AVE en Pola de Lena, con la cual el recorrido entre estaciones en Asturias sería más racional y económico para la red. La equidistancia de los concejos limítrofes también lo aconseja. Puede parecer esta petición un despropósito, algo inviable y desproporcionado; pero analícese fríamente y verán cómo resulta sumamente razonable y de justicia: hasta la fecha solamente se sabe que el AVE llegará hasta Pola de Lena, el resto del trayecto por Asturias es un continuo interrogante (por dónde circulará, número de estaciones, financiación...). En consecuencia, lo único seguro, por ahora, es su final en Pola de Lena. Lo demás se hará, no cabe duda, pero ¿cuándo? Mientras se hacen los correspondientes estudios y posteriormente las obras y se logra su financiación, pueden pasar años. Y aquí entra en juego la urgente necesidad de una estación adecuada a las presentes y futuras necesidades de Lena y una parada del AVE, aunque sea provisional, hasta la finalización de las obras. Y, mientras tanto, para el resto de Asturias, especialmente Oviedo, Gijón y Avilés, se podrían utilizar lanzaderas hasta donde hagan falta y hasta que el proyecto deje de serlo y se convierta en realidad.

En la consecución de estas sugerencias ha de volcarse totalmente la Corporación municipal –no sólo el equipo de gobierno– entidades, instituciones, asociaciones y la sociedad civil por todos los medios legales a su alcance. No se puede esperar a verlas venir. Lena tiene derecho a luchar por su progreso y para conseguirlo es preciso moverse, trabajar unidos y tener confianza en conseguir lo que se propone.

No se puede dejar pasar más tiempo y perder más oportunidades. Si esta vez perdemos el tren del progreso –nunca mejor dicho–, lo perderemos para siempre.

El concejo lenense está en estas cuestiones cargado y sobrado de razones, y éstas para algo han de servir: que no tengamos que arrepentirnos algún día y bajar la cabeza avergonzados ante las nuevas generaciones por no haberlo intentado con todas nuestras fuerzas.

A la Corporación municipal, decirle que no abandone ni un solo día las gestiones y esfuerzos necesarios para conseguir soluciones favorables en los temas tratados. Con voluntad política y el apoyo de los leneneses todo es posible.