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Incendios y mobiliario urbano

15 de Febrero del 2014 - Eugenio García Rodríguez (Oviedo)

Ha comenzado el año 2014 llamando nuestra atención sobre los incendios urbanos. Al poco de tiempo de sonar las campanadas de Fin de Año cuarenta y dos familias fueron desalojadas en Tritxerpe, un barrio de trabajadores del Ayuntamiento de Pasajes, en Guipúzcoa. Cuarenta y dos familias que se quedaron sin vivienda y sin el contenido de lo que había en ellas. Además, la vida de dos bomberos de San Sebastián corrió serio peligro, porque habían quedado atrapados sin poder utilizar la escalera del edificio siniestrado para salir y tuvieron que ser rescatados por sus compañeros, afortunadamente, han tenido más suerte que mi compañero de mili en Figueirido, Armando Juárez, fallecido en el trágico incendio de Almacenes Arias en 1987.

El 17 de enero murieron dos personas, catorce resultaron heridas o intoxicadas, y de ellas cuatro tuvieron que ser hospitalizadas debido al incendio declarado de madrugada en un edificio de siete plantas en Sant Adrià de Besòs (Barcelona). El incendio obligó a desalojar a unas 200 personas, y 23 no pudieron regresar a sus domicilios por los daños ocasionados por el siniestro después de la inspección hecha por los técnicos municipales. El fuego se inició en una tercera planta y las víctimas mortales aparecieron en las plantas sexta y octava. Autoridades municipales reconocieron que deberán realizar alguna actuación para modificar el acceso de los vehículos de los bomberos a los edificios.

La normativa de prevención de incendios se viene desarrollando en nuestro país desde hace mucho tiempo y, desgraciadamente, después de que ocurran siniestros importantes, es el caso del incendio de San Sebastián en 1813, algunas de cuyas medidas recoge el catedrático don Francisco Quirós Linares en su estupenda obra titulada «Las ciudades españolas en el siglo XIX» sobre el Diccionario Geográfico Estadístico-Histórico de España de Pascual Madoz. Más próximo a nosotros, tras el incendio del hotel Corona de Aragón en 1979, aparece la primera norma básica de la Edificación, Condiciones de Protección Contra Incendios de 1981 (NBE-CPI 81), norma que entra de lleno en las condiciones urbanísticas para el acceso de los vehículos de los bomberos a los edificios, esto es, en la franja de espacio exterior hasta el cual sea posible el acceso de los servicios de extinción de incendios y salvamento. Algunos ayuntamientos aprovecharon esta norma y las NBE que la siguieron para transformarlas en ordenanzas municipales de prevención y protección contra incendios. Lo último, de 2006, es el Código Técnico de la Edificación (CTE), con toda una serie de documentos básicos que establecen las condiciones de aproximación y entorno de los edificios para la posible intervención de bomberos, ejemplos son las condiciones del espacio de maniobra de los vehículos y de la accesibilidad a los mismos.

Pues, con todo y con ello, visto el caso de Sant Adrià, no debemos bajar la guardia en prevención, porque en Asturias, en muchos de nuestros pueblos, los vehículos de Bomberos no entran por todas las calles, como es natural, especialmente en los de montaña, pero en las ciudades y villas hay lugares y rincones que dan que pensar al verlas con magnolios en algunas calles estrechas o sobre la capacidad portante de algunas calles configuradas sobre aparcamientos subterráneos. En este Principado de Asturias, en el año 2012 hemos tenido 752 incendios en edificios, en 91 intervinieron los Bomberos de Oviedo; en 142, los de Gijón, y en 519, los de Asturias, desgracias suficientes para tenerlo en cuenta.

Eugenio García Rodríguez, Oviedo

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