Salvemos el calamar gigante
Podía haber puesto "Salvemos la Cepesma", pero quizá no es tan conocida la Coordinadora para la Protección de las Especies Marinas como su hijo el Museo del Calamar Gigante. Yo soy luarqués y conozco perfectamente las dificultades para sacar adelante toda la actividad de la Cepesma, y su más representativo espacio, el Museo del Calamar Gigante. No es normal que uno de los mayores recursos turísticos (si no el mayor de todos) del municipio de Valdés y su capital, Luarca, tenga una permanente, en mi opinión, situación de interinidad. Es urgente que tanto la Cepesma como el Museo del Calmar y el Parque de la Vida gocen del apoyo necesario para que desaparezca la incertidumbre. Sector privado y público deben ser el sustento de la gestión de la Cepesma, garantizando su existencia y sus fines, obteniendo a cambio el retorno económico que provocan el turismo y los visitantes que genera. Para nada es incompatible obtener beneficio económico para el pueblo de una actividad conservadora del medio ambiente, siempre que dicha actividad sea apoyada económicamente por el pueblo.
A nadie extraña que el mar se haya llevado por delante un edificio que, a la vista está, no era el adecuado para resistir un temporal de este tipo (ni más pequeño). Hay también debate sobre si la ubicación del edificio es la adecuada o no, y si bien no está mal que un museo relacionado con el mar esté cerca del mar, también sabemos que el mar pone sus condiciones y o las cumples, o te alejas.
La gran catástrofe ahora no es el destrozo del edificio, que también lo es, sino el destrozo y la desaparición de la mayor parte de su insustituible contenido. Los calamares gigantes aparecen cuando aparecen (muertos hasta la fecha), y ni se pueden pescar para exponerlos (no han sido vistos vivos, ni siquiera Mariló, y no está entre los principios de la Cepesma matar animales para exponerlos), ni hay un mercado para adquirirlos. Se ha salvado temporalmente una parte del contenido, pero requiere de fondos urgentes, de dinero, para que la salvación sea definitiva y la Cepesma continúe, y el museo resurja de su destrozo.
Decía antes que el museo era uno de los principales recursos turísticos de Luarca, y ha salido en su defensa el otro gran recurso turístico del municipio, la Cofradía de San Timoteo, abriendo una cuenta con 2.000 euros de apoyo a las necesidades más urgentes. Entre el museo y los actos festivos y culturales que organiza la Cofradía de San Timoteo, visitan Luarca al año miles de personas; lamentablemente, no tenemos mejor industria que estas dos asociaciones.
Propongo a la Cepesma que divulgue por todos los medios posibles el número de cuenta para que todos los que quieran hagan sus aportaciones, más grandes o más pequeñas, demostrando así tanto el compromiso con la Cepesma como con Luarca y su concejo.
Y habrá que pensar en si el edificio del cine Goya tiene alguna posibilidad de albergar el Museo del Calamar, para así tener una utilidad que, hoy por hoy, no tiene, justificándose así semejante inversión y dando un poco de cancha a esta zona de Luarca, la Fuente y sus alrededores, que permanece gris a través de los años y un poquito más desde que sacaron la fuente del Bruxu de su lugar.
Y, cómo no, aunque a muchos no les guste, mi agradecimiento y reconocimiento a Luis Laria, auténtico líder de la aventura del calamar en Luarca. Al único al que no se critica o censura es al que no hace nada. Luarca es un pueblo pequeño que a veces se convierte en un infierno grande y castiga demasiadas veces al que hace algo en lugar de al que no hace nada.
Alberto López Fernández
Luarca
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo