La bici, reina en Gijón
Si usted quiere ser ciudadano de primera en Gijón, lo único que necesita es tener una bicicleta. Aunque si no la tiene, no se preocupe, el Ayuntamiento le proporciona una gratis con la tarjeta ciudadana. Gracias a dicha bicicleta usted podrá utilizar, además del asfalto, todo tipo de espacios públicos (aceras de cualquier ancho, paseos, sendas, parques, pasos de peatones...), sin ninguna restricción, a cualquier hora del día o de la noche y tenga la edad o el sexo que tenga. Podrá circular a la velocidad que le dé la gana y pasar del asfalto a las aceras y viceversa cuando le apetezca, ir escuchando música o hablando por el móvil, conducir con una mano y llevar la correa del perro con la otra, llevar el perro amarrado al manillar, conducir sin manos, hacer el caballito, ir en pandilla o con toda su familia detrás, llevar otros pasajeros, conducir sentado al revés, no llevar luces por la noche ni señales acústicas nunca, etcétera, aparte de disfrutar de la sensación de poder que da saber que hay cada vez más gente mayor que no sale de casa o sale con miedo por culpa de las bicicletas. El hecho de que usted utilice a su libre albedrío lugares públicos por los que circulan habitualmente ancianos con problemas de movilidad, de vista o de sordera, enfermos, minusválidos en sillas de ruedas o con muletas o bastones, madres y padres con niños pequeños, niños solos, gente cargada con bolsas de la compra, maletas o carritos, gente que está trabajando o personas que quieran pasear tranquilamente no le tiene que preocupar. Nadie le va a decir nada. Ni siquiera los policías, que se apartarán o se detendrán para que usted no los atropelle o harán como que no le vieron (tienen órdenes de máxima tolerancia y permisividad con las bicicletas). Y en el caso de que algún ciudadano le llame la atención por estar cometiendo una infracción, tampoco se preocupe lo más mínimo. Por supuesto, nada de pedir disculpas o perdón. Si tiene usted un buen día, le pide simplemente explicaciones de por qué le llama la atención, y cuando le diga que está cometiendo una infracción, usted haga como que no oyó nada y siga cometiéndola, y si tiene un día malo, pues le insulta, le humilla, le hace un simulacro de atropellamiento, le llama maleducado por llamarle la atención y se despide acordándose de su p... madre. No pasa nada. En Gijón no pasa nada por hacer eso. Lo puede repetir cuantas veces quiera. Ahora bien, si usted quiere ser un ciudadano de la más baja categoría en Gijón, o sea, el último mono del espacio público, lo que tiene que ser es peatón a tiempo completo. De esta manera los ciudadanos de primera categoría se podrán reír de usted todos los días y, de paso, el propio Ayuntamiento, el mismo que hacía carriles-bici que no llevaban a ninguna parte, que ideó ese monumento a la chapuza que es el carril-bici de Poniente, que puso bicicletas gratis antes de hacer carriles-bici de los de verdad y el mismo que ya acostumbró durante los últimos años a los más incívicos, maleducados e irrespetuosos de la ciudad a hacer lo que les dé la santísima gana. Razón por la cual mucho nos tememos que los nuevos carriles-bici proyectados en Gijón van a servir de muy poco si no se acompañan de un cambio de órdenes a la Policía para que ésta haga cumplir la ley y el peatón pueda dejar de ser un «objeto», una «cosa» o un «obstáculo» para los ciclistas, como lo es desde hace varios años, y pueda volver a ser persona y ciudadano con sus correspondientes derechos.
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