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El informe «mala leche»

17 de Febrero del 2014 - Cosme Ruiz Pérez (Gijón)

Que el prestigio de la ONU, desde hace décadas, ha venido cayendo ya son pocos (salvo los ahí apesebrados) los que lo dudan. Basta repasar muchas de sus intervenciones y notar que, en la mayoría de ellas, tanto Administración como «cascos azules» son un «muñeco» en manos de poderosos (recordemos corrupciones de familias de un alto responsable, el par por petróleo, violación de mujeres por parte de «cascos azules» en África, falacias y fracaso de su objetivo de desaparición del hambre para el 2014, ¿lo conseguirán?, etcétera). En Youtube hay un testimonio de una ex guerrillera ecuatoriana, convertida al catolicismo y conocedora de la cloaca ONU, donde trabajó, prefiriendo perder su trabajo al denunciar determinadas prácticas.

Hace pocos días, su comité de expertos para los Derechos de los Niños afea al Vaticano con un informe sobre la pederastia en el que brilla por su ausencia lo de «expertos» y en el que se aprecia claramente un trasfondo de ocultamiento, mentiras, cambalaches e intentonas de adoctrinamiento: «Pompadour dando clases de castidad». En realidad, «una nueva inquisición laica» (según Gil Tamayo) que, poco a poco, intenta imponer nuevos dogmas morales y universales (teorías de género, aborto, familia, homosexualidad, etcétera). ¿Por qué este informe del retardo y «mala leche»? Buscar el desprestigio y la repercusión social siempre que la Iglesia aparezca en algo negativo. En el caso de la pederastia, ¿ignorar mediáticamente todo lo positivo y hacerse el «longui», que es peor, sobre la cantidad de intervenciones, escritas y presenciales, tomas de medidas en colaboración con la justicia, cese de obispos y sacerdotes, desde Juan Pablo II y de un modo particular con Benedicto XVI y Francisco? ¿Nada de nada sobre la intervención en Ginebra del 16 de enero pasado de monseñor Silvano Tomasi ante el comité de examen del informe presentado por la Santa Sede sobre la aplicación de la Convención sobre los Derechos del Niño? Ignorar, aparte de lo ya hecho, el empeño del Papa de formar una comisión especial para la defensa de los niños, expuesto al final de dicha intervención (ver página web vaticana), demuestran la «coartada ventilador» con que, repitiendo lo ya conocido, pretenden que la Iglesia cambie su rumbo sobre el aborto, matrimonio homosexual, familia, etcétera, entrometiéndose y sugiriendo una nueva moral o camino ¿para defender mejor la infancia? ¡Vaya desfonde y paja mental aquello de la sartén al cazo: apártate que me tiznas! Ideológico lo llama «The New York Times».

No nos extraña nada que, en varios países de Europa, determinados grupos de lobbies millonarios asentados en estas instituciones y de radicales, también en España, se dediquen a programar algaradas como las de Femen contra Rouco, o los escarceos de La Sexta... que, tergiversando y manipulando datos, «saben mejor que nadie las cuentas de la Iglesia y ganan a ésta en transparencia»; ¡madre mía si hablase su padrino de nacimiento y ayudante público en la crisis ZP!, ¿de nuevo la Pompadour!

No nos cansaremos los cristianos de denunciar estas prácticas, sabedores de tener que ir, no por gusto, «a contracorriente» y por «puerta estrecha». Estamos advertidos por el único ante quien nos arrodillamos: Jesús de Nazaret.

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