Hazlo otra vez, Évole
Vuelve a engañarme. Quiero volver a sentirme como el domingo por la noche. Hazlo de nuevo. Yo caí con todo el equipo. Fui de los que llamé a mi mujer a gritos y telefoneé a padres, hermanos y suegros para que siguieran tu programa. Fue divertido y me hizo pensar. Estaba tan asombrado ante la pantalla como un niño que mira al gran Houdini en uno de sus grandes trucos de escapismo. Fue una pasada. El mejor momento que vivo viendo la televisión desde el gol de Iniesta en el Mundial. Hiciste que me revolviera en el sofá, que caminara incrédulo por el pasillo, que me riera de todo y luego de mí mismo. Es duro reconocer que te la han pegado, y ahí está el problema de muchos de los que estos días te critican. Son incapaces de reírse de sí mismos. Dicen que no se puede banalizar un hecho tan trascendente. Humor es lo que más falta nos hace. En este país muchos se conforman sólo con respirar, no quieren sentir, opinar libremente, apasionarse. La vuelta de tuerca perfecta de tu gran mentira es que todo hubiera ocurrido realmente así, como tú lo has inventado. Los que nunca han dicho una sola verdad no pueden mentir. Al fin y al cabo, más increíble resulta que el tesorero del partido en el Gobierno defraude 11,5 millones de euros en dos años a Hacienda o que la hija del Rey esté imputada por blanqueo de capitales y otros delitos fiscales. Quizás esto sí que sea una farsa que nos han colado. Tú, a lo tuyo, Évole, pero, por favor, hazlo otra vez.
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