El puente de Miramar
Hace unas semanas se inauguró una exposición en la Casona del Bravial de Blimea (San Martín del Rey Aurelio) que tiene como tema el desaparecido castillo de esta localidad. La presentación fue un éxito de público y parece ser que también de crítica. Los firmantes estiman que la austera muestra es digna, meritoria y aconsejan visitarla; leer los paneles, atender las audiciones, observar los diversos materiales y sacar las conclusiones sobre la importancia que tiene el mantenimiento de un patrimonio común e histórico, y las consecuencias de su pérdida.
El «castillo» fue víctima de la falta de conciencia de su valor y de la escasez de medios económicos en los tiempos de su derrumbe. El daño ya no tiene remedio. Sin embargo, sí puede (y debe) tenerlo otra interesante muestra de nuestra limitada herencia histórico-artística amenazada con un destino semejante: el puente de Miramar.
Sobre el Nalón, facilitando el paso entre la población y su ribera izquierda (Sienra y el valle de San Mamés), se encuentra este puente de hierro, al que poco faltará para ser centenario. Nacido para un ferrocarril nonato, hace ya muchos años que cambió de ubicación y de destino.
Aunque en estos tiempos hemos vuelto a la pobreza camino de la miseria, cabe la esperanza de que hayamos ganado algo en toma de conciencia sobre el valor y la necesidad de conservar el patrimonio. Que la pérdida de la casona de los García-Ciaño (luego «castillo») nos sirva para impedir que otro testigo del pasado, menos antiguo, pero igual de importante, no tena necesidad de una exposición de sus recuerdos cuarenta años después de la desaparición porque hayamos logrado conservar el original.
¿Qué tal una petición (popular e institucional) para declarar el puente bien de interés cultural?
Cabe añadir, para evitar susceptibilidades y manipulaciones, que de ninguna forma mantener los testigos del pasado debe significar sacrificar comodidades para el futuro. La conservación del puente de hierro no debe condicionar la edificación de uno nuevo que dé mejor servicio a la población y pueda liberar al antiguo de un trabajo para el que no fue diseñado.
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