Monseñor Uriarte y el nacional-catolicismo
No conozco al obispo Uriarte, pero sé el motivo por el que se le vapulea de manera tan vehemente.
Se trata de concitar en su persona, por parte de quien le acusa, su aversión a los nacionalismos minoritarios del Estado español.
El gran pecado del obispo Uriarte es ser nacionalista vasco.
Una opción política legítima a la que también tienen derecho los clérigos siempre que se desarrolle dentro del estricto marco democrático.
Lo que para unos es separatismo para otros es secesión y derecho a la autodeterminación, conceptos propios del ámbito político, distinto del que rige los dogmas de la religión.
Etiquetar por igual a todos los nacionalistas, sin discernimiento, en un tema tan complejo y transversal me parece poco ético.
Para crear opinión no puede primar el voluntarismo y la pasión sobre la razón.
Por otra parte, hacer política de inspiración cristiana, aunque sea nacionalista, dentro del respeto al pluralismo democrático, no es lo mismo que utilizar la religión y las instituciones eclesiásticas para justificar el totalitarismo del Estado y prohibir todas las libertades, que es lo que significa el nacional-catolicismo.
José Ramón García Fernández
Ex capellán del HUCA. Villaviciosa
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