Sembrar vida
Será necesario cavar la tierra y sembrar, pero no necesitamos seguir picando el pozo. No debemos preocuparnos por conservar nuestras multinacionales tal cual, sino preocuparnos de que sean capaces de convertirse en empresas transnacionales altamente robotizadas y automatizadas. La revolución global y digital exigirá un capital humano de alta cualificación capaz de ser autónomo, creativo y emprendedor; si fracasamos: aprendemos y seguimos adelante; pero no busquemos el fracaso y la ignorancia robotizando a nuestros jóvenes programándolos a la carta para trabajar en viejas instalaciones únicamente para que esas empresas puedan estrujarles bien con el fin de acumular capital para reinvertir en nuevos modelos organizativos y productivos que, quizás, no pongan en nuestra región. Para esa reinversión revolucionaria hay que tener previstos y proyectados factores como la logística, el coste de energía, y la formación tecnológica del capital humano. Si bien en 1965 la NASA establecía irónicamente que: «el hombre es el sistema de computación polivalente no lineal, de coste más bajo que, con sólo 150 libras de peso, puede producirse en masa por trabajadores no especializados», ahora, 50 años después, ya no es así a causa de los robots. La revolución global y digital con alta robotización y automatización no exige formación a la carta de bajo nivel y coste, sino alta cualificación adaptativa. Soy consciente de que los jóvenes (y los no tan jóvenes) con baja cualificación (y no tan baja) que fueron sacrificados en el sector de la construcción extensiva, quieren ahora labrarse un futuro, sea como sea, y no seguir en el desempleo. Quizás como provisionalidad sirvan esos contratos formativos que proponen los sindicatos para instalaciones de la comarca avilesina; pero a los jóvenes no se les puede vender una formación deshumanizada programándolos como a robots para un específico puesto de trabajo y hacerlo además con el dinero público en centros de formación privados y subvencionados. Necesitamos personas con formación global e integral, capaces de ser críticas y creativas, y de hacer frente a lo que se avecina. Esa formación que se necesita para que las personas sean adaptativas, ya se imparte en los Centros de FPE, los CIFP, y la Educación Permanente de Adultos: centros propios de la Administración con su experto profesorado de siempre. Con el gran déficit público que tenemos, nuestro dinero no se puede malograr de nuevo.
Los Masaveu marcan el camino en lo que es sembrar para cosechar valor añadido. Quizás sea tan sólo un campo de experimentación en Sariego, pero con sus pumaradas y su producción de sidra de nueva expresión nos marcan el camino. La agricultura y ganadería de calidad exigen mano de obra extensiva pudiendo ser útil hasta la baja cualificación excedente de otros sectores. Esa producción agrícola y ganadera será altamente rentable en cuanto el producto final, envasado en mini-fábricas robotizadas anexas a nuestras quintanas, se ofrezca en la web con toda la información de su procedencia y elaboración. Disponiendo de un modelo de envasado homologado para todas esas minifábricas que, individualmente de forma familiar, colaborando entre sí en red, cooperen tanto para un buen diseño, investigación, desarrollo e innovación de su maquinaria y producto, como para una adecuada promoción y distribución comercial a través de la red hacia todo tipo de clientes: desde el individual, a las grandes firmas de distribución global.
Asturias parte de una privilegiada situación para establecer esas producciones en isla altamente automatizadas y conectadas entre sí en red a lo largo de sus valles, puesto que aquí están instaladas la «W3C» y el «European Centre for Sof computing», y ya deberíamos tener también una industria del metal experta en construcción de maquinaria robotizada y automatizada capaz de diseñar, realizar, e implementar la maquinaria requerida con la formación adecuada para hacer realidad esa autonomía energética y productiva de nuestros valles. Tenemos los valles esperando y a nuestros montes abandonados de selvicultura, ¿por qué no poner empeño en ello? Esto exigiría mano de obra extensiva esfuerzo y años; pero debemos cavar y sembrar nuestro futuro, no seguir picando y enterrándonos.
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