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Los temporales y el cambio climático

9 de Marzo del 2014 - J.J.J. Suárez González (Gijón)

Otra vez la fuerza del temporal ha arrasado la costa asturiana, y la de todo el Cantábrico, con una fuerza inusitada. Hace pocas semanas ya habíamos visto cómo las olas rompían diques y espigones, se llevaban la arena de las playas e incluso irrumpían en las calles y en los edificios mas cercanos a la costa. El año pasado, en Gijón, ya habíamos asistido a un fenómeno inusual: la mar se había llevado una gran parte de la arena de la playa de San Lorenzo dejando al descubierto piedras que nunca habíamos visto. Ya entonces hubo opiniones para todos los gustos, fueron muchos los que achacaron aquello a las nuevas corrientes generadas por el gran dique construido en la ampliación de El Musel, que seguramente influye pero no es lo fundamental.

Algunos ya alzamos la voz de alarma en el primer episodio de las galernas, porque nunca habíamos visto nada igual. Inmediatamente surgió la polémica, a bajo nivel, porque los medios de comunicación prestaron poca atención al debate entre los que llevamos años clamando en el desierto denunciando el cambio climático producido por la actividad humana, sin duda el mayor problema al que se enfrenta la Biosfera, y los que no le prestan ninguna atención e incluso lo niegan. Algunas cadenas de televisión rebuscaron entre sus archivos para encontrar imágenes en blanco y negro de temporales antiguos, diciéndonos, como coartada, que estas cosas no eran la primera vez que ocurrían. Pero otros advertimos que seguramente estos fenómenos se volverían a repetir en breve, todavía con más intensidad, como desgraciadamente así ha sido.

Lo que ha pasado en el Cantábrico no es una singularidad. Fenómenos climáticos inusuales han sucedido en los últimos meses en todas partes del mundo. Gigantescas inundaciones en Gran Bretaña, temperaturas siberianas en la costa Este de EE UU y sequías nunca vistas en California, altísimas temperaturas en Australia, o un tifón en Filipinas con vientos sostenidos de más de 300 Km/h. Pero, el incremento de la violencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos y algunos signos inequívocos de que algo no habitual estaba sucediendo ya empezó a manifestarse hace algunos años. En China, por ejemplo, las brigadas de voluntarios y el Ejército se han visto desbordados por los destrozos del monzón, mucho mas intenso que en el pasado. En el Círculo Polar Ártico el hielo ha retrocedido de forma alarmante poniendo en peligro toda la cadena alimenticia, especialmente los cardúmenes de arenques, las focas y los osos polares, que han muerto de hambre por millares. Tal era el estado de alarma por lo que estaba sucediendo que incluso el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, visitó los países escandinavos para ver con sus propios ojos el desastre y en la Asamblea General pronunció un discurso, el 25 de septiembre de 2.012, alarmado por el rumbo de la Humanidad. Pero si hay un lugar de la Tierra donde el cambio climático es mas evidente, éste es la Antártida. Los científicos de varios países que trabajan allí, entre ellos los españoles (en la base Juan Carlos I) han podido constatar los incrementos medios de temperatura, el desprendimiento de glaciares enormes (algunos tan grandes como Europa Occidental) y las fisuras producidas en el hielo. Incluso ya hay flores y abejas en zonas donde sólo había hielo.

La gente se preocupa de las necesidades y peligros inmediatos, pocos son los que sienten zozobra por los arsenales nucleares o por el calentamiento global, salvo cuando la bomba de relojería estalla ante sus propias narices.

Los temporales que han arrasado la costa el cantábrica, desgraciadamente, no serán los más fuertes. Todos hemos hecho mucho para lograrlo.

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