Noviembre negro
NOVIEMBRE NEGRO
La gente ya se está instalando en la crisis total que padecemos. La economía hecha unos zorros, millones de parados, agotamiento de las materias primas, el Planeta que agoniza, o la devaluación de los que antes eran valores indiscutibles, como la verdad, el honor o la justicia, ¿a que suenan como pasados de moda?.
Estamos jodidos, pero nos estamos acostumbrando a la fatalidad y a ver, impasible el ademán, como se acerca, poco a poco, el suicidio colectivo. Sin embargo aún no somos conscientes de que en el mundo está ocurriendo algo aún mas grave, algo que puede dar la puntilla a la preocupante situación económica y, lo que es peor, a muchas vidas, la gripe. En estos momentos, cuando en el hemisferio austral se acerca el invierno, la neogripe A (H1N1), está causando estragos en países como Argentina, con docenas de muertos y miles de infectados. Cuando en 1990 se detectó la famosa variante mortal de la gripe aviar H5N1 cundió la alarma y el mundo temió una pandemia letal, pero el virus, afortunadamente, no mutó y no puede transmitirse entre humanos. El problema es que, en estos momentos, las cepas de virus mas activas y con posibilidad de mutar siguen siendo las derivadas aviares del H1N1. Para darnos una idea de la potencialidad patógena de este virus baste decir que fue una cepa H1N1 con el mismo origen aviar el que en 1.918 mató a unos 50 millones de personas, fue la mal llamada Gripe Española pues procedía de los EE UU. La peligrosidad de este virus no solo se basa en su capacidad de contagio y rápida multiplicación en el cuerpo humano (entre 12 y 24 horas la invasión es completa) también en que provoca sobreactuación de las defensas del organismo con aparición súbita de neumonías y bronconeumonías que, en pacientes con alguna patología asociada, puede provocar fácilmente la muerte por insuficiencia respiratoria, pues los pulmones inundados por los fluidos defensivos no pueden proporcionar el oxígeno necesario. Si sucediera que la cepa que en estos momentos actúa en los países del Sur saliera reforzada o mutara hacia una variante aún mas letal, las consecuencias para el próximo invierno en el hemisferio Norte serían muy preocupantes. No debe, por tanto, tomarse el asunto a broma y menos aún después de que la Organización Mundial de la Salud, organismo de probada seriedad, ratificara que la pandemia está servida. Aunque el Gobierno y la ministra de sanidad Trinidad Jiménez, con acopio y fabricación de vacunas, se están preparando para lo que puede venir, dudamos de la eficacia de los medicamentos para mitigar un ataque vírico de una cepa evolucionada del H1N1, entre otras razones porque China, en contra de las recomendaciones de la OMS, ha tratado con distintos compuestos y de forma masiva las aves de sus granjas y el virus ya es resistente a compuestos como el famoso Tamiflu de la firma Roche. Sería prudente que, sin dilación, las comunidades autónomas y los ayuntamientos, también las empresas y los sindicatos, elaboraran planes de contingencia que incluyan desde la instalación de filtros Hepa en los sistemas de aire/calefacción , acopio de mascarillas y manuales de prevención para los manipuladores de alimentos, por ejemplo. Hay que tener en cuenta que esta variante aviar tiene capacidad para vivir muchas horas fuera del cuerpo humano, sobre todo a bajas temperaturas, y se puede transmitir por ingestión o por contacto si luego se lleva a la boca. Ya sabemos que hay muchas personas, la mayoría bienintencionadas, que dudan de la credibilidad de las previsiones, que han calificado de alarmistas, de la OMS y la comunidad científica. Es mejor equivocarse que tener un Noviembre negro.
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