Sueño de temporal
Mi esposa y yo viajamos a Asturias para estar una semana con nuestro hijo, estábamos muy cansados después de la agitación de la puesta en escena de una obra de teatro.
Me duermo en la visión interior, veo a varios seres no humanos hablando conmigo. Todos se comunicaban conmigo a través del pensamiento, y se movían en vertical y con las patas traseras. Uno podía parecer una comadreja o una nutria, tenía cinto con algo en él y pantalones como de cuero marrón; el otro que hablaba tenía cabeza negra de toro, pero con rasgos finos, cuando vi por primera vez las vacas asturianas tenían esa fisonomía. También en vertical con cuerpo más pequeño que la cabeza, en el cinto llevaba dos objetos.
De lo que pude entender de la comunicación, era que su hábitat peligraba y necesitaban ayuda. Les dije que yo no tenía poder ni influencia para resolver su problema. Y lo único que podía hacer era orar por ellos.
Ese día no entendí nada, de lo que veía en los paseos se desprendía una vegetación vital y exuberante en un paisaje todo verde. Poco a poco me fui dando cuenta de que el bosque original estaba siendo talado y sustituido por eucaliptos, que se cortaban cada diez años.
Cuando volvimos a Las Palmas, vimos una película sobre Asturias y me di cuenta totalmente del problema, estaban destruyendo donde vivían y, además, la industrialización estaba destruyendo el agua y acidificaba el ambiente.
He pensado mucho el porqué vinieron a verme, que no soy del lugar y no tengo influencia en la vida asturiana. La conclusión que saco es que estaban desesperados, acudieron al primero que les podía escuchar. Estamos tan ciegos que no vemos que estamos destruyendo el clima y también el paraíso asturiano, cambiándole el clima, la vegetación, el agua, todo para conformar el bien económico, tan fútil como fugaz.
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