¡Ya está bien!
A quien leches corresponda.
Muy señor mío, señora mía, señores míos o señoras mías:
Los niños (y niñas) del Veneranda Manzano, sus padres (y madres) y la APA del centro llevan siendo ignorados en este asunto interminable de la cubrición del patio desde hace tiempo (algunos sabios antiguos dicen que veintidós años). Resultado: nuestros hijos (e hijas) siguen teniendo que cursar la Educación Física en un patio descubierto y expuesto a las inclemencias del tiempo por su situación totalmente desprotegida.
En este lapso ha habido innumerables votaciones, preguntas parlamentarias, interpelaciones, reclamaciones, reuniones, memorandos, informes, cartas, faxes, en suma, todo el atrezo habitual en estos casos. Y ello para seguir exactamente en el mismo punto en el que estábamos: nuestros hijos (y nuestras hijas) teniendo que sufrir esta situación a diario. Y yo (como otros muchos padres y madres, como la APA al completo) tengo que decir que ya estoy más que harto del tema. Harto de que nos toreen. Harto de que nos pongan excusas baratas o manoseadas. Harto de zancadillas y pamemas. En una palabra: harto. ¿Y saben el porqué de mi hartazgo? Porque cualquiera que conozca un poco el ambientillo de plaza de España, 5 (Consejería de Educación, Cultura y Deporte), sabe que hay una serie de colegios a los que se conoce entre el personal de la casa como las niñas bonitas. Las niñas bonitas son colegios públicos privilegiados a los que no falta detalle. ¿Por qué? Basta ojear la nómina de padres (y madres) de los niños (y niñas) de esos colegios para comprenderlo. Ahí esta el quid de la cuestión, la razón última, el motor primero: algunos de estos padres (o de estas madres) tienen capacidad de influencia, los teléfonos necesarios, el acceso directo a las altas esferas o se toman el café en el sitio adecuado y con la gente precisa. Y con eso hoy en día, como siempre, se va a misa.
Cerca de la Consejería, muy casualmente, se erigen algunos de estos coles; pasen y vean.
Nuestro colegio, en el límite último de la ciudad, lamentablemente para nosotros no es una niña bonita, aunque sospecho que tampoco fea y si me apuran diría que tampoco niña. A finales del año pasado se nos dijo que no había dinero ni para pipas (el presupuesto –ay, ay, ay–, el presupuesto); luego súbitamente apareció la guita y se repartió con un criterio fulminantemente equitativo, es decir: para todos lo mismo. ¿Quieres adecentar tu biblioteca? Tanto. ¿Quieres un sistema informático más eficiente? Tanto igual. ¿Quieres que tus hijos no tengan que cursar una asignatura con guantes, bufanda y paraguas? El mismo tanto. Y aquí paz y después gloria. Y llegando a Semana Santa y el buen tiempo todo aparcado hasta el año que viene que volveremos a empezar. Y a los niños y las niñas del Veneranda Manzano que les parta un rayo, o les caiga una granizada o se los lleve el aire.
El tiempo del vuelva usted mañana ha pasado en este tema. Seguramente nuestros hijos (e hijas) tendrán que terminar haciendo Educación Física en la plaza de España o en Suárez de la Riva para que sean visibles; o tendremos que negarnos definitivamente a que cursen la asignatura en determinados meses del año para hacernos visibles nosotros. Haremos lo que haga falta porque nuestros niños (y niñas) no son más que nadie, pero, desde luego, menos tampoco.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo