Los problemas del yo
Escuché recientemente en la radio algo que ya había escuchado en alguna ocasión referido al uso que se hace de Twiter, en el que las personas utilizan una sensiblería que tiene mucho que ver con un egocentrismo, y quien comentaba esto sentenció cuanto decía con que, según “la gran filosofía”, decía más o menos, que los que más sienten lo guardan en silencio. Lo que a mi entender, y disculpen si a alguien le pudiera parecer excesivo querer dar mi opinión, pudiera ser de alguna manera, pero por otra parte creo que existe una necesidad de comunicarse y expresarse. Y que mejor es transmitir y despertar buenos sentimientos y que lleguen a alguien a que mueran en uno. Y que buenos sentimientos antes o después pueden ir acompañados de conocimiento y de una aportación personal, que tampoco tiene que referirse necesariamente a uno y pueden atañer al mundo. Y si viviésemos en un mundo que se niega y no importa para nada lo que los demás piensan o sienten, también los demás estarían de alguna manera pecando de egocéntricos al negar al otro y no haciendo un ejercicio de empatía, de solidaridad y a veces podría ser falto de comprensión. Y si nos desentendiéramos de lo que pueden ser sentimientos u opiniones, tal vez estaríamos eliminando gran parte de la literatura, el cine o el lugar de los pensadores o grandes pensadores. Y no por transmitir unos sentimientos, estos no pudieran aportar necesariamente algo positivo y tal vez enriquecedor para el ser humano. Además de no obligársele a nadie a leer lo que no considerase que debiera hacerlo. Seguramente, habrá muchos casos en el mundo en que el culto al yo sea más pernicioso e indebido que este proceder. Habremos de pensar hasta qué punto son “los problemas del yo”.
David Piquero Soto
Langreo
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