Deseamos un final feliz para el CP Veneranda Manzano
Ésta es la historia de los alumnos de un centro educativo de Asturias, del barrio de San Lázaro de Oviedo. El sueño de los padres de estos niños es el de todo padre: que el centro al que acuden sus hijos sea el mejor. A nivel educativo somos muy afortunados, se pone toda la carne en el asador. Pero algunas cosas muy importantes y necesarias no están en manos de todos aquellos que, sin duda, intentaríamos mejorar la situación.
El sueño de todos no es aspirar a más de lo que tienen otros centros, es alcanzar lo mismo: que nuestro centro reúna los requisitos mínimos para impartir las enseñanzas con garantía de calidad. En Educación Física la garantía de nuestro centro es la precariedad.
La ausencia de un gimnasio expone a los alumnos al capricho de la meteorología. Seguramente, no seremos el único centro en Asturias que no tiene esta instalación. Por supuesto que hay más centros en los que los alumnos no pueden salir al recreo porque no hay espacio suficiente para guarecerse de la lluvia. También habrá más centros en los que los alumnos desde los 6 años realicen a la intemperie la asignatura obligatoria de Educación Física, con el aire azotando en su cara, sus pies sorteando los charcos, los gorros, cazadoras y guantes protegiendo su cuerpo.
Pero lo que sí es seguro es que esos centros no llevan 22 años reclamando una solución a un problema, pasando la petición de generación en generación.
Los padres no permitiremos que el próximo curso los alumnos estén en la misma situación, tenemos que llegar a la meta, el bienestar de nuestros hijos está en juego y legitimidad para conseguirlo no nos falta, justificada por tres motivos: por necesidad, por antigüedad (22 años) y por tener una proposición no de ley aprobada por unanimidad.
Señora consejera de Educación, ¡respete los acuerdos parlamentarios y tengamos el final feliz que todos los padres ansiamos!
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