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Iñaki Azkuna, un alcalde unamuniano

26 de Marzo del 2014 - Ángel Lozano Heras (Oviedo)

Se entregó en cuerpo y alma a velar por el bienestar de los bilbaínos. Tenía el sentimiento del bilbainismo metido hasta la médula. Amaba a Bilbao, su Bocho (Botxo), más que a nada en el mundo. Y ha sido Alcalde de la Gran Villa desde 1999 hasta hace unos pocos días, que falleció en su casa bilbaína del Campo Volantín, rodeado de los suyos.

Durante su mandato, cambió totalmente la imagen del viejo Bilbo. Pasó de ser una villa de un gris metalúrgico -un centro industrial decimonónico-, a ser una ciudad clara, más limpia y transparente; una ciudad de servicios atractiva, y referente del sur de Europa. Iñaki Azkuna pasará a la historia como el alcalde que transformó la ciudad vasca para adecuarla a los retos del siglo XXI.

Médico comprometido, vitalista, socarrón, político moderado del nacionalismo vasco; un político de gran empaque y carisma (de los de verdad, de los que ya no hay). Azkuna luchó durante más de diez años con ahínco contra un cáncer de próstata. Parecía que lo iba venciendo, pero las graves secuelas de una operación quirúrgica tras otra, y los duros tratamientos de quimioterapia le ganaron la partida.

La Fundación City Mayors le eligió Alcalde del Mundo 2012 por su labor en el Consistorio vasco. Se impuso a más de 900 máximos mandatarios de ciudades de los cinco continentes. Ser el mejor alcalde del mundo, y por tanto, Bilbao pasar a ser la mejor villa del mundo, no es una bilbainada más de Iñaki Azkuna. Era reconocido, como excelente y eficaz gestor municipal, desde su propio partido PNV hasta la oposición (PSOE, PP, EB-B, etc) También era apreciado, al margen de ideologías, por los que no somos nacionalistas, y por los que vivimos fuera del País Vasco.

Persona muy culta, amante de la música, la ópera, la literatura, y ¡de su Athletic! Gran admirador de Unamuno y su obra, recuperó la figura del escritor vascocastellano para Bilbao, venciendo criterios y actitudes adversas como las de EH-Bildu. No olvidemos que Unamuno fue para muchos abertzales la bestia negra del nacionalismo vasco más radical. Pero Azkuna y Unamuno, los dos personajes temperamentales y polémicos, son los dos grandes bilbaínos, dos de los máximos representantes del liberalismo vasco del siglo XX, por encima de los intereses partidistas de su correligionarios.

El busto de la cabeza de D. Miguel de Unamuno, que realizara en 1930 Victorio Macho, y que presidía sobre una columna la plaza que lleva el nombre de Unamuno, en el casco viejo de Bilbao, fue robado después de un mitin electoral abertzale en 1999. Este busto de D. Miguel siempre ha estado rodeado por el infortunio. Durante el franquismo, permaneció veinte años tirado en los sótanos del Ayuntamiento hasta que en 1984 fue colocado en la plaza que lleva su nombre. Después vino el robo de 1999.

Azkuna afirmó socarronamente, cuando se recuperó del fondo de la Ría el busto robado, que Unamuno tendría "a falta de una, tres cabezas". La estatua, de bronce, estuvo cerca de siete meses en el lecho de la Ría, entre el mercado de la Ribera y el puente de San Antón. Gracias a la colaboración ciudadana y la suerte -la maleta negra en que se escondió quedó encajada entre dos piedras en el fondo y, por ello, no fue arrastrada por las mareas-, el busto original se pudo rescatar sin apenas desperfectos, aunque con restos de lodo. Este busto, tal como se encontró en la ría, se ubicó en el despacho consistorial de Azkuna, y parece que nos observa con cierta ironía, como crítica de la barbarie radical y para mofarse de sus ladrones. Y las otras dos réplicas fueron una al mismo lugar donde estuvo, en la Plaza de Unamuno, y la otra al Museo de Bellas Artes de la capital vasca.

Azkuna, un durangués de origen pero que ejercía de bilbaíno, hijo de un metalúrgico y una costurera, estudió Medicina y Cirugía en Salamanca, de la quinta del 67. Y es en esta vieja ciudad castellana donde se hizo unamuniano.

Azkuna ha sido unamuniano no en el sentido filosófico, o literario, sino de corazón y sentimiento, admirador del Unamuno removedor de ideas y gran inconformista. En numerosas ocasiones nos recordaba Azkuna que Unamuno no se calló "ante nada ni ante nadie", lo que le valió "críticas radicales de una sociedad bilbaína y salmantina muy conservadoras".

Amigo leal, hombre de palabra, gustaba de charlar con sus amigos alrededor de una buena mesa. De esto bien lo sabe Romu y BlancaY eso es lo que solía hacer cuando visitaba la ciudad del Tormes. Desde sus tiempos de estudiante de Medicina, Iñaki Azkuna era asiduo del Valencia, del Plus Ultra, con los Manolos Seisdedos (padre e hijo), y de La Gran Tasca. Por aquellas fechas, años 60, -nos lo narraba frecuentemente- hacía frente a la dictadura franquista, junto a otros colegas vascos y salmantinos, como el socialista Enrique Clemente, siendo muchas las carreras ante los grises para mostrar sus protestas. De ese espíritu crítico decía Azkuna: Yo pertenezco a una generación en que ni se podía leer a Unamuno ni a Camus, tampoco a don Pío Baroja, razón suficiente para leerlos profusamente, como hicimos muchos. Reconoce que se hizo más unamuniano cuando leyó una carta pastoral del obispo de Bilbao, Pablo Gúrpide, (1964) prohibiendo a los católicos leer a Unamuno porque era un hereje. Iñaki replicó al obispo: Una cosa es la fe católica, y otra muy distinta es Unamuno. A Unamuno se le quiere o no se le quiere, pero entero, no por partes. Desde entonces el compromiso y el amor de Iñaki Azkuna por la Unamuno y por la ciudad de Salamanca ha sido constante. Amaba a Salamanca y amaba a Unamuno. Posiblemente porque una cosa lleve a la otra o sea imposible admirar a Unamuno sin admirar a Salamanca o viceversa".

En junio 2012 la Asociación a Antiguos Alumnos de la Universidad de Salamanca (ASUS) le concedió la distinción de Socio de Honor por su labor de recuperación unamuniana y por la defensa y compromiso con la universidad salmantina.

Azkuna ha muerto a los 71 años siendo un claro ejemplo de trabajo y dedicación a la sociedad. Y como político destacaríamos su integridad y servicio a los ciudadanos. Goian bego, descansa ya en paz. Agur Iñaki.Adiós Azkuna, da recuerdos a Unamuno, y recuérdale su cita que tanto te gustaba repetir: El mundo entero es un Bilbao más grande

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