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Las labores de la Iglesia

28 de Marzo del 2014 - Martín Valiente Moro (Nava)

La Iglesia no recibe nada de los Presupuestos Generales del Estado, tal como dicen algunos detractores de la Iglesia, ya que son los mismos contribuyentes los que eligen libre y voluntariamente cada año poner la X en la declaración de la renta. Esto supone aproximadamente el 25 por ciento del total de la financiación de la Iglesia española.

Enumeremos, pues, las razones por las cuales hay que poner la X a la Iglesia en la declaración de la renta, al margen de de tener en cuenta la labor litúrgica, pastoral y evangelizadora que esta realiza.

1.–Labor caritativa y social. La Iglesia destina anualmente más de 300 millones a actividades caritativas y asistenciales a través de Cáritas y Manos Unidas. Aunque algunos, no con buenas intenciones, quieran confundir diciendo que la Iglesia solo da el 2 por ciento del presupuesto a Cáritas. Confunden aquí la aportación de toda la Iglesia con la donación de la Conferencia Episcopal Española, que ronda el 2,20 por ciento de su presupuesto. Y, además, no se tiene en cuenta en este tanto por ciento a las Cáritas diocesanas, que son la verdadera red que llega a todos por medio de las Cártias parroquiales. Cáritas no solo pertenece a la Iglesia, sino que es la misma Iglesia. Los miles de voluntarios que realizan las actividades sociales son miembros de la Iglesia, no nacen por generación espontánea. Aparte, la Iglesia realiza labores de ayuda a toxicómanos, huérfanos y mujeres excluidas por la sociedad, Tercer Mundo, etcétera.

2.–Labor cultural. La Iglesia es depositaria de un patrimonio cultural muy importante. Este patrimonio no supone un tesoro económico ni una fuente de negocio, es, más bien, un tesoro cultural abierto a todo el mundo, cuyo mantenimiento se lleva un importante presupuesto. ¿Se imaginan ustedes si el Estado se tuviera que hacer cargo del costo del mantenimiento de todo este patrimonio cultural?

3.–Labor educativa. Según datos del propio Ministerio de Educación, una plaza en un centro público tiene un coste anual de 3.518 euros. En un centro concertado cuesta al erario público únicamente 1.841 euros. Si esta diferencia la multiplicamos por los centros concertados católicos y por el número de alumnos, nos da una cifra de ahorro al Estado de varios miles de millones de euros.

Creo que no hay excusa, poner la X, por tanto, es una obligación moral de todos.

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