El mundo hostil de Benigno Blanco
Él es una de las voces pro vida en el debate de la reforma de la ley. Su discurso es diferente al de la anterior ley de 2010 de aborto libre y gratuito. En aquel momento era partidario de prohibir el aborto. Ahora es partidario de la ley de supuestos de 1984 con las mejoras que propone Gallardón. Parecen tácticas y estrategias que diría Neruda. Pasa de silenciar a las mujeres a presentar como daños colaterales el drama personal de una mujer, evidentemente que él no puede experimentar.
De la crisis de un embarazo inesperado de una mujer se interpela, y si es valiente decidirá «sí» a la nueva vida. Ahí entra el supuesto del daño psíquico que deberán evaluar los profesionales de la salud.
Silenciar y ocultar no es ver la realidad. El aborto no se eliminará, pero es un deber moral trabajar por la calidad de vida y la salud de las mujeres. Es indivisible el grado de bienestar y felicidad personal al que todo ser humano aspira. No sé la verdad de las cifras del número de abortos, si aumentaron o disminuyeron, pero la salud de la mujer debe ser compatible con la defensa del «no nacido».
La vida es caer y levantarse, inspiración y espiración, luces y fracasos. La vida abundante es recrearse, no se trata de ganar o perder, fruto de la cultura de la muerte y guerra.
La vida es oportunidad, es una pasión interior para no perder el contacto con lo esencial, vivir y no consumir, ser y no tener, que crea la ilusión de libertad sin responsabilidad.
Falta madurez espiritual en los católicos, parecen voces de la época patriarcal de los profetas de Israel y de la ley mosaica, sin llegar a la encarnación del verbo, el «sí» libre de una mujer que cambió la historia de la humanidad. Falta unir al ministerio petrino el mariano, ahí se está jugando la perspectiva de género en la Iglesia para ser templos vivos del pueblo de Dios. Para hacer de esta tierra un hogar y una hoguera, y no un mundo hostil por el que lucha Benigno Blanco. Él es una llama, pero no calienta, tiene miedo al empoderamiento de las mujeres. Lo femenino o espiritual es la paz interior, sin guerra de sexos.
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