Asturias, primera nacionalidad histórica española
Asturias es España y lo demás, tierra conquistada. De no ser por Pelayo y por la insigne dinastía de reyes asturianos que le siguieron ahora nos encontraríamos rezando en dirección a la Meca, no habría democracia y las mujeres serían tratadas peor que los camellos. Nuestra lengua, el o los bables, tiene indudables semejanzas con el castellano antiguo y no debe ser menospreciada en relación a otras lenguas habladas en el territorio español.
Lo que nos diferencia a los asturianos de vascos y catalanes es que nunca albergaremos ideas secesionistas, ya que no se entiende una Asturias desligada de España. Somos un Principado y tenemos un príncipe y una princesa que, a mi modo de ver, deberían fijar su residencia en Asturias y vivir, por ejemplo, en el palacio del Marqués de San Feliz, en el Fontán.
Opino que Asturias debería ser un Principado como el de Mónaco, asociado al Estado español. Asturias, paraíso natural. Oviedo, capital del paraíso. Debemos explotar la oferta turística de nuestra region y potenciarla con el turismo religioso que acude a la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo a venerar el Santo Sudario, la mayor reliquia de la Cristiandad. "Quien va a Santiago y no a San Salvador, visita al criado y no al señor". Necesitamos un Gobierno regional que afronte con firmeza la lucha contra la crisis económica. Debemos procurar que nuestro capital humano, que se encuentra diseminado por toda la geografía nacional, preferentemente en Madrid y Barcelona, regrese a Asturias para contribuir con su esfuerzo a la segunda reconquista. Dios ayuda a los que se ayudan. Me resisto a firmar el acta de defunción para una región olvidada por los hombres, pero tocada por la mano de Dios. Soy carbayón, asturiano, español y europeo. Ésas son mis banderas. Sólo intento aportar mi granito de arena para devolver a Asturias el lugar que se merece. Asturias, sola en mitad de la tierra, hija de la Virgen de Covadonga.
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