Falacias y paralogismos acerca de los interinos
Desde el máximo respeto a la libertad de pensamiento y expresión de todos, considero que tengo derecho a la exposición de una serie de consideraciones acerca de la cuestión de la baremación de los profesores interinos. Estoy plenamente convencido por numerosas razones que provienen del conocimiento y del diálogo razonado y crítico de que existen errores de argumentación respecto a la supuesta inconstitucionalidad de una valoración de la experiencia de un 50 por ciento. Los antiguos filósofos griegos denominaban paralogismo al razonamiento incorrecto, resultado de la equivocación o el desconocimiento del que lo formulaba.Y las falacias son razonamientos que no valen. Prefiero pensar que no existen intenciones de inducir a error, ya que es otro de los significados de la falacia en lógica. Como escribe T. Edward Damer: «Las falacias surgen, pues, de un fallo estructural del argumento, de la no pertinencia de una premisa, del carácter inaceptable de una premisa, de la insuficiencia de la combinación de premisas para sentar la conclusión o del hecho de no dar una respuesta efectiva a las impugnaciones más serias de la posición sostenida o de la argumentación en su favor».
Por tanto, debería producirse un debate y una discusión crítica más profunda y extensa desde un análisis lógico y racional de la situación real de los profesores interinos y de sus derechos. Porque si el acuerdo de baremación de 2005 se ha aplicado hasta ahora sin ningún problema de inconstitucionalidad, no considero que haya argumentos de peso para que de repente algunos cuestionen o nieguen su validez. Es cierto que las normas y las leyes son interpretables hasta cierto punto, pero eso lo han de realizar los jueces y los órganos jurídicos correspondientes con pruebas y sentencias argumentadas que determinan de modo preciso las cosas.
Los juicios interpretativos acerca de la doctrina del Tribunal Constitucional son, sin duda, muy respetables pero pueden ser muy variados, y poseer mayor o menor carga de razón. En lo relativo a vetar el acceso al empleo público docente a muchas personas, es una afirmación que no tiene fundamento y no está probada. Porque la experiencia dice lo contrario. Ya que con el acuerdo de 2005 han accedido al ejercicio de la docencia numerosos profesores jóvenes. No existe desamparo respecto a éstos, porque una afirmación tan rotunda y categórica hay que probarla y demostrarla.
El esfuerzo negociador debería ser aún más flexible por parte de la administración educativa. Aunque ha aceptado seis puntos que proponían los sindicatos y los profesores interinos, quedan más asuntos decisivos que tratar con el fin de lograr un acuerdo beneficioso para todos. Considero que no es adecuado partir de una próxima propuesta definitiva, porque el asunto me parece que no es tan urgente, y se puede seguir negociando y dialogando para lograr acordar un sistema de acceso que, a mi juicio, debe alcanzar lo establecido en el acuerdo de 2005.
Otro gravísimo problema que está en profunda conexión con lo anteriormente expuesto es que debería salir mucha más oferta de empleo público, ya que se resolvería buena parte de los problemas de acceso a la función docente. De este modo, la estabilidad de todo los profesores sería considerablemente mayor y existiría la natural renovación por la cuestión de la jubilación o por otras causas. La cuarta parte del profesorado en Asturias es interina lo que significa, entre otras cosas, que contribuimos de una manera extraordinaria a la calidad del sistema educativo. Se refuerza y aumenta esta calidad con una mayor atención a los derechos de los profesores interinos, y a sus correctamente argumentadas propuestas.
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