¿Quién genera la violencia?
Este bello país antaño seguro, cordial y lleno de sensaciones agradables en cuanto a la convivencia racional entre todos, no se convierte en violento de la noche a la mañana; tiene que haber más de una razón de peso, por mucho que algunos se empeñen en decir que sólo son grupos violentos al servicio de su propia agresividad y dirigidos por una izquierda radical. La violencia está generada por:
1) Una situación insostenible y desesperante para miles de familias que no tienen para dar de comer a sus hijos, sin observar atisbos de un futuro mejor.
2) La impunidad de la que gozan los golfos que nos llevaron a este escenario. ¿Cómo es posible que alguien conciba estar en un país justo, y que sigan sin devolver —al menos— todo cuanto robaron los que llevaron a la quiebra cajas, empresas, ayuntamientos, etcétera? Es más, están disfrutando de grandes pensiones o indemnizaciones que ellos mismos se dispusieron por malos gestores, sin que tampoco veamos que nadie se las decomise. Al mismo tiempo, los jueces que pretendieron juzgarlos están imputados, recusados, apartados o condenados. ¡Esto es imposible de digerir!
3) Un Gobierno sustentado en la duda más que razonable sobre su participación en corruptelas como el caso Gürtel, millones en paraísos fiscales de algunos de sus hombres de confianza y el reparto de sobres bajo manga, y ahí siguen como si nada fuera con ellos.
4) Una justicia lenta y muy complaciente con el poder y el dinero.
5) Un poder ejecutivo que domina al legislativo y quiere implantar una «ley mordaza» para que nadie se mueva, manifieste y reclame sus derechos.
6) Unos políticos que engordan la administración ,hasta hacerla imposible de financiar, con enchufes de ellos mismos y familiares por toda clase de tugurios a su medida.
7) Un Gobierno que, para salir de la crisis, nos impuso una reforma laboral cruel donde al trabajador sólo le queda trabajar gratis y aceptar gustosamente el derecho de pernada.
8) Un Gobierno que hace una amnistía fiscal, rescata bancos y autopistas, mientras sus ciudadanos hacen colas en Cáritas para comer. ¿Por qué no rescatan a los pequeños empresarios y a las familias que, por su culpa, han ido camino de la ruina, y sí lo hacen con los poderosos amiguetes?
9) Unos políticos ineptos, corruptos y despilfarradores que se apoltronan sin poder mandarlos para su casa, porque así se lo permite nuestra ley electoral y nuestra incipiente democracia, carente de procedimientos para una mayor participación ciudadana aparte de votar cada cuatro años.
10) Qué decir de los desahucios que todavía se aplican en nuestro país, o del timo de los ahorros en las preferentes.
11) No podemos vivir de espaldas a la necesidad, ésta mostrará su peor cara en la inseguridad de todos.
No se puede permitir a nuestros responsables caldear el ambiente los días previos a las manifestaciones con lenguajes como los de la delegada del gobierno de Madrid, la señora Cristina Cifuentes. O las opiniones al respecto de la alcaldesa y presidente madrileño. Con ello predisponen a manifestantes y policías a un enfrentamiento. Si usted, delegada del Gobierno, tuviera que ir en cabeza de esa policía que tal parecen sus tropas, quizás se mostraría más prudente.
Y para no extenderme, ya que no dispondría de espacio en todo el periódico, sólo recriminar la violencia, sobre todo la que vimos en esta última manifestación, pero ¡cuidadito señores policías! no dista mucho de la que ustedes aplicaron contra mineros y trabajadores en otras manifestaciones donde sólo pretendían ejercer un derecho constituciona, y que ustedes con una brutalidad pareja a la de estos impresentables, se mostraban, asimismo, contra mujeres, ancianos y niñas, pegándoles con saña con sus porras incluso estando tirados en el suelo, tapándose como podían de su descontrolado, excedido, descomedido y poco racional modo de ejercer su profesión. Si la violencia es rechazable venga de donde venga, qué no lo será la violencia aplicada desde nuestras instituciones.
Señores políticos, pónganse las pilas si no quieren que todo se nos vaya de las manos, quien nada tiene que perder, no le frenarán leyes, amenazas ó represiones. Sólo ayudando a los más débiles, a las familias y dando empleo digno, podremos acabar con esta preocupante y no menos predecible violencia e inseguridad. Ustedes, serán los responsables de que esto vaya a más.
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