Recordando y reivindicando a Santayana
Me refiero a Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana y Borrás, conocido como George Santayana. Nacido en la calle Bernardo de Madrid, aunque pasó su infancia en Ávila. El primer profesor latino que dio clases en Harvard y en donde renunció a la cátedra porque aquellos secretos acordes de reverencia y entusiasmo que tocaban los divines calvinistas, asfixiaba a Santayana, aire de azufre irrespirable decía el bueno de Jorge. Quiso ser y fue leal en su amor a la sabiduría y viajó por Europa, nunca sin amigos ni sin libros; viviendo en Inglaterra, Francia, Italia, donde finalmente murió y permanece enterrado en el panteón de españoles del cementerio de Campo Verano.
Fue contemporáneo de Ortega, Unamuno. Amigo de los hermanos Russell, precisamente a Bertrand le ayudó económicamente a pesar de no estar de acuerdo con sus ideas políticas ni con su filosofía. Se codeó con lo más selecta intelectualidad del Siglo XX, admirado y aún hoy recordado en los EEUU todos los años. Aquí parece ser que ha quedado en el olvido, quizás porque no fue un hombre de intereses ascendentes, quizás porque siempre escribió en perfecto inglés. Aunque como el mismo decía quiero decir en inglés la mayor cantidad de cosas no inglesas posibles, (odiaba las vanidades, el gran mal de todo). Su filosofía es para paladares exquisitos, de buenos gourmets. Todo un materialista naturalista, pero sobre manera un independiente del pensamiento. Quiero aquí rendirle mi admiración y dejar algunas frases que nos pueden hacer pensar, que es como vivir dos veces. A mí sí me lo hicieron:
I. Vivimos dramáticamente en un mundo que en sí, no es dramático.
II. La mente humana está hecha para soñar despierta.
III. La naturaleza no está enferma de amor. (Sobre esto llegó a decir que la naturaleza no distingue entre lo mejor y lo peor, pero sí lo hace su amante).
IV. La vida es cruel, pero se la puede amar y ese amor libera a quienes la viven.
V. El fanatismo consiste en redoblar el esfuerzo cuando has olvidado el fin.
En los capítulos finales de Dominations and Powers, (Dominaciones y Potestades), nos topamos con sabias palabras y pensamientos sobre la guerra: la locura suicida, dónde el hombre revela sin tapujos una especie de odio y desprecio de sí mismo.
Hoy más vivo que nunca, George, si no estás tú nos quedarán siempre los pensamientos que pariste en buena hora.
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