Agradecimiento al párroco de San Pedro
Gracias, Javier, por tu artículo del pasado domingo día 6, Los informes de Cáritas, en LA NUEVA ESPAÑA. Se necesitan voces, como la tuya, que se alcen contra la indiferencia, porque la pasividad nos hace cómplices.
Estoy jubilado y soporto en menor medida que otros, desde luego. este tsunami económico-social, como tú lo denominas. Y, como Cáritas, estoy preocupado por las personas que quedan en paro, en la pobreza y excluidas del sistema. Este sistema no tiene en cuenta la dignidad de las personas y por eso he estado apoyando las Marchas de la Dignidad y la manifestación pacífica del 22-M.
Aunque aún no vivo en la precariedad constato, año a año, que pierdo poder adquisitivo, ya que las pensiones no se congelan, como quieren hacernos creer, sino que se recortan. Congelar significa mantener en el mismo estado inicial, pero las pensiones ni siquiera se actualizan al índice de precios del año anterior. Así que a los pensionistas, como a tantos otros, nos recortan y empobrecen cada año. Y ¿qué va a pasar con los futuros pensionistas? ¿Y con nuestros hijos y nietos, que no van a poder cotizar porque no tienen trabajo?
Es evidente que la fractura social se ha ampliado y que, con este sistema, los ricos son cada vez más ricos, mientras los trabajadores, y muchas clases medias, somos cada vez más pobres. Este sistema va bien a unos pocos, que tienen el poder económico y financiero, a costa de la mayoría, a quien no se le respetan los derechos humanos: el derecho al trabajo, a la vivienda, a la salud, a la jubilación, a una vida digna. ¿Cómo no ser antisistema? ¿Cómo no estar contra un sistema que abandona la ética, conculca los derechos humanos y genera y favorece la corrupción?
Nos han despojado de nuestra capacidad de decidir, porque nuestro dinero, el que aportamos los que pagamos impuestos, no se utiliza para acabar con el paro o con la pobreza o con el hambre infantil, sino que se emplea para enriquecer a los mismos de siempre que, además, evaden impuestos y acumulan millones en los paraísos fiscales.
Javier, me ha encantado leerte y espero pasar a saludarte para darte las gracias personalmente.
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