A la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud
Después de 24 años prestando mis servicios en la Facultad de Medicina de Oviedo, al frente de la fotocopiadora, me he visto avocada al paro, por cambio de contrata, como muchos otros trabajadores.
Han sido muchas y variadas las causas de dicha situación, pero sobremanera y como causa principal la mala por no decir pésima gestión llevada a cabo por los responsables de la empresa que en los últimos años venía prestando el servicios de fotocopiadora a la Universidad de Oviedo, así como de la empresa actual, que arbitraria y unilateralmente no subrogó los contratos de los trabajadores, como venía haciéndose hasta la fecha cada vez que había un cambio en la adjudicación del servicio, y, por supuesto y con mayor responsabilidad, de la Universidad de Oviedo y sus gestores, que son los que en definitiva permitieron por pingües beneficios la situación, importándoles muy poco el destino de los trabajadores que durante tantos años prestaron sus servicios en los centros universitarios. Podría describir con exactitud todos los pormenores del proceso y, de paso, sacar los colores a algún que otro personaje más o menos conocido en el ámbito universitario, la lucha de los trabajadores por conservar su puesto de trabajo y demás vicisitudes que siempre acompañan a estos procesos, pero no es ésa la intención de esta carta, sino todo lo contrario, mostrar la cara más amable en todo este desatino.
Dice el dicho que de bien nacidos es ser agradecidos, y yo no tengo por menos que mostrar todo el agradecimiento que me permiten estas líneas a todo el personal de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo: personal de administración y servicios, profesorado, becarios e investigadores, contratas de mantenimiento, limpieza, seguridad y cafetería. Y, por supuesto, a ¡los alumnos! Todos ellos me han mostrado durante todo el proceso de lucha su solidaridad más sincera y activa, su ánimo y apoyo, en esos momentos tan importantes para mí. Al final no se consiguió nada, pero me llevo la satisfacción de haber contado y descubierto un grupo humano que ha superado cualquier expectativa, teniendo en cuenta que yo sólo era la que hacía fotocopias. Sinceramente, mil gracias a todos, y a mis nenos, como yo siempre los llamaba y seguiré llamando; ellos son el futuro y de verdad creo que, si el mismo está en sus manos, yo me sentiré más segura, pues la calidad humana ya me la han demostrado con creces. Por todo ello, quiero desde aquí, usando esta plataforma pública que se me brinda, dejar constancia pública, la redundancia es intencionada, de mi agradecimiento y admiración por todos ellos, que con su actitud han demostrado además estar un peldaño más arriba que todos los dirigentes de la máxima institución académica asturiana, cuyo ejemplo de actitud cobarde e hipócrita afortunadamente no cundió entre ellos y espero que, en el futuro, siga sin hacer mella en ellos actitudes tan mezquinas como la que me ha tocado vivir.
Para todos ellos, una vez más, gracias.
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