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Un nuevo libro extraordinario

11 de Abril del 2014 - José Antonio Colao Álvarez (Oviedo)

Lo que mejor lo define es un libro que trata sobre los límites más allá de la naturaleza Me estoy refiriendo al libro publicado, hace unas semanas, por el periodista Neftalí Hernández, titulado: Prado Nuevo. Treinta años de historia en la pluma de un testigo directo. Que como el título indica, narra la historia en primera persona de las llamadas Apariciones de El Escorial con las que se vio involucrado desde el principio, después de acudir allí por simple curiosidad como él mismo relata-. Pero lo extraordinario del libro no está en su conversión, ni en los muchos fenómenos sobrenaturales que vivió en primera persona al lado de la protagonista de esta historia, Luz Amparo Cuevas Arteseros Albacete, 13-3-1931, El Escorial, 17-8-2012- (transmisión de Mensajes de la Stsma. Virgen y del Señor estando en éxtasis, visiones del Cielo, del Infierno y del Purgatorio, estigmatizaciones, bilocaciones, levitaciones, multiplicación de alimentos milagrosamente, introspección de conciencia, asunción de enfermedades ajenas sobre sí curando de inmediato la persona enferma y pasando la enfermedad a la vidente, aromas inexplicables extraordinariamente agradables, profecías algunas ya cumplidas-, hablar en lenguas extrañas arameo, hebreo-, etc.). Lo extraordinario de este libro es que después de tantas manifestaciones extraordinarias, -algunas presenciadas por miles de personas, alguna en concreto hasta por un pobre servidor que suscribe-, después de varias curaciones milagrosas y después de miles y miles de conversiones y cientos y cientos de vocaciones, después de las obras de caridad fundadas por la vidente, después de una vida de víctima y martirial, a favor de nosotros los pecadores, después de una vida de ciega obediencia a la Iglesia, la que siempre tuvo por Madre, haya gente que sin conocer, ni querer conocer, dichas Apariciones de El Escorial las tachen de montaje, de farsa, de superchería Creyendo a los medios de comunicación hostiles que a bombo y platillo sacan a relucir noticias surgidas de minigrupos de exaltados que por diversos intereses, algunos de simple intransigencia por no querer admitir que sus familiares, siendo ya mayores de edad, opten libremente por llevar una vida en comunidad como los primeros cristianos o pertenecer a una de la Comunidades vocacionales de Prado Nuevo, aprobadas por la Iglesia- se manifiestan, ponen denuncias (que dichos medios recogen y exageran, y no se dignan rectificar ante las sentencias que siempre les son desfavorables). Pero si lo pensamos bien eso es lo normal ya le pasó al Maestro; y, el discípulo, no es más que el Maestro (Jn. 15,18-21; Lc. 11, 14-23; Lc. 6, 22-23; Jn. 15, 22-25)- y como cuenta el propio autor en el capítulo: MIS AMIGOS SE HICIERON LOS SORDOS (pag. 46): En lo relativo a mi propio entorno, puedo decir que () mis mejores amigos () Ni la duda ni la simple curiosidad les movió a acudir y comprobar, por sí mismos, la verdad o la falsedad de dichos fenómenos, de los que apenas les separaba () unos pocos kilómetros (se reunían en el propio Escorial). Pero esto es lo razonable, como Pilatos cuando preguntó a Jesús ¿Qué es la verdad? (Jn. 18, 38), y no esperó a escuchar la contestación de labios de quién era el Camino, la Verdad y la Vida Y es que cuando vivimos envueltos en el hedonismo, en el consumismo, en el egoísmo y la egolatría, es más fácil acabar cayendo en aceptar el divorcio, con el consiguiente adulterio, la fornicación, el genocidio disfrazado de progreso según el cual, el aborto es un derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo, cuando en realidad se está asesinando una vida humana incipiente que empieza a desarrollarse desde el primer instante de su concepción. Pero insisto, ante la cómoda vida capitalista es más fácil reconocer la verdad en la mentira y la mentira en la verdad: Afirmar que las Apariciones de El Escorial, no vaya a ser que nos complique la vida pues piden demasiado: confesión frecuente, misa y comunión diaria, siempre que se pueda, en último caso guardar los domingos y días festivos, rezo diario del santo Rosario, visitas frecuentes al Santísimo, reparación por las ofensas cometidas por nosotros y el prójimo contra los Sagrados Corazones de Jesús y de María, penitencia, mortificación, ayuno, evitar todo tipo de pecado (no juzgar a nadie, orar por nuestros enemigos a quienes debemos amar, etc), cumplir, en fin, con los Mandamientos de la Ley de Dios y con los de la Santa Madre Iglesia. Ante estas exigencias exageradas que no son otra cosa que recordar la Doctrina tradicional de la Iglesia, es más fácil tacharlas de superchería o fraude sin conocer ni de lejos la Obra que allí se está dando y admitir que el aborto es el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo. Este es el pecado contra el Espirito Santo que no tiene perdón ni en esta ni en la otra vida (Mt. 12, 31-32). Pero frente a esta postura, nos encontramos con la acogida que dan en su corazón miles y miles de gentes sencillas de toda condición que aceptan de buena gana las Apariciones de El Escorial, (haciendo buenas las palabras de Jesús: Yo te alabo, Padre, () porque habiendo escondido estas cosas a los sabios y prudentes, las has revelado a los pequeñuelos (Mt. 11, 25-26), la doctrina allí impartida (que no es otra que recordar la de la Iglesia) y los hechos sobrenaturales que ahí tienen lugar. Cambiando su vida en 180º, a partir de su encuentro con esta Aparicioines. Haciendo buena las palabras del Señor: No hay ningún árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos (Lc. 6, 43; Mt. 7, 13-20).

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