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Salvaron a mi perra

26 de Julio del 2009 - Ana Herrero Fresno (Oviedo)

¿Cómo agradecer aquello que no se puede pagar con dinero?

La semana pasada ingresé a mi perra para operarla en la clínica veterinaria Covadonga, de Villaviciosa. Se trataba de una intervención rutinaria, pero las cosas se complicaron inesperadamente y "Tris" estuvo a punto de morir. Sólo la gente que tiene una mascota entenderá que forman una parte esencial de nuestra vida y lo doloroso que es verlos sufrir y más aún perderlos.

José y Belén, los veterinarios de la clínica, se dejaron la piel en salvar la vida a "Tris". Empezaba el fin de semana y poco les importó que su jornada laboral acabase en ese momento. Se trata de dos personas que, como muchas otras (en mi ámbito, el científico también las hay), aunque no se les tenga muy en cuenta, ni sean las protagonistas de los medios, se esfuerzan en realizar bien su trabajo, sobre todo cuando se trata de salvar vidas. Trabajan olvidando la duración oficial de su jornada laboral, desinteresadamente, movidos por el amor a lo que hacen.

También deseo agradecer de todo corazón la colaboración de M. Cruz y Javi, los dueños de "Sotrón", que fue el perro donante de la sangre que salvó a "Tris". Gracias a su actuación solidaria, rápida y eficaz hoy "Tris" sigue formando parte de mi vida. Muchísimas gracias.

Gracias también a mis compañeros de trabajo del IPLA, que son de esos dedicados en cuerpo y alma a su trabajo, porque me apoyaron en esos momentos críticos.

Con la que está cayendo, con las malas noticias que nos llegan a diario, guerras, terrorismo, cambio climático... quiero enviar el mensaje de que con cosas así podemos ser optimistas y confiar en que ahí fuera también hay gente buena y en que otro mundo es posible.

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