¿El Sporting? Mal, como siempre
Otra temporada más y van... ni se sabe. Todo sigue igual, nada cambia. Las mismas caras, los mismos personajetes dirigiendo el club, los mismos técnicos mediocres, los mismos seudoperiodistas intoxicadores, etcétera, etcétera, etcétera. Todo un bucle de gente ineficiente que hace que el Sporting siga dando palos de ciego y deambulando por Segunda División, y gracias.
Yo bien pensé que, después de la marcha del anterior presidente inoperante, la dirección del club iba a cambiar algo, para mejor, con la llegada del hijo de José Fernández, que parece una persona seria y preparada. Empiezo a dudarlo. Si no se toman decisiones, y cuando escribo esta carta, la más gorda pasa por el cese del entrenador, ya que los males hay que arrancarlos de raíz, la muerte será lenta, y ya deberían saberlo por repetida. Si todo va a seguir igual, el club se desmoronará socialmente, pues la afición está cansada de la misma historia y de tanto «vende humo» que anda suelto.
Somos un club dirigido por aficionados que no empataron con nadie, al igual que los opinadores de prensa y radio, que la mayoría tendrían que mirarse muy mucho antes de hablar, porque alguno de ellos son gente joven que no vieron al mejor Sporting de la historia y, aunque esto no les incapacita para opinar, estaría bueno, no vieron en El Molinón más que fútbol mediocre y jugadores de medio pelo; con lo que cualquier jugador que destaca, sea de la cantera o de afuera, lo quieren hacer internacional al cuarto de hora. Y así nos va. Estos jugadores, a los que ellos encumbran, ni son tan buenos, ni son competitivos, ni les llegan a la suela de los zapatos a aquellos a los que me refiero de la mejor época. Por eso decía que estos opinadores del tres al cuarto, que tienen mucho poder, no hacen ningún bien al Sporting y deberían ser más ecuánimes a la hora de soltar por esa boquita, pues estos fenómenos que dirigen el club me temo que se dejan llevar, en buena medida, por lo que dicen en sus medios de comunicación. Yo, perdón porque no pretendo ser pretencioso, llevo treinta y siete años yendo al campo y veo que todos los equipos que vienen por aquí juegan mejor que el nuestro y tienen jugadores tan buenos o mejor que los nuestros. Pues, nada, estos opinadores no ven más allá de sus narices y siempre están con la misma cantinela. Que si el Sporting es mejor equipo, que si puesto por puesto los nuestros son mejores, que si somos una gran afición (como si por esto tuviéramos que ganar de corrido), que si patatín, que si patatán. De todo eso viene el resultado, que es siempre el mismo: seguir en el pozo por los siglos de los siglos.
En Gijón siempre dirigieron el club gente con dinero, aunque fueran más torpes que el que asó la manteca. Sólo una vez desde que soy abonado o socio (bueno, «paganini») lo presidieron dos profesores universitarios y en un medio de comunicación les hicieron una campaña de acoso y derribo vergonzante, que hoy en día aún no sé a qué se debía. Igual dicen que es porque no sabían de fútbol. Pues anda que estos de ahora, los del dinero, sí que saben. Vivir como Dios y medrar, eso es lo que saben.
En fin, como decía al principio, si no se toman decisiones y se está mirando impasible el transcurrir del tiempo, no sé qué hacen ahí. Esto, aunque no lo parezca, es un club deportivo o, si quieren, un espectáculo y no una empresa. Se supone que habría que hacer las cosas lo mejor posible para que la gente que va al fútbol tuviera alguna satisfacción, pero no, hoy en día es un negocio para quien lo dirige y los intermediarios. Viendo lo que hay, me parece que estoy pidiendo una utopía.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo