Un caso de desconsideración y mala educación en la función pública
Hace unos días, en representación de otra persona, debí retirar un certificado del Ayuntamiento de Oviedo. Creía que debía retirarlo de la Secretaría del mismo, indicándome en ella que debía pasarme por la Sección de Patrimonio, como así hice.
Estando una funcionaria suministrándome el citado documento en la citada sección y otro para firmar la recepción, apareció otra funcionaria que sin un hola o similar se dirigió a mi diciéndome que esta certificación se había pedido por duplicado, le indique lo que había pasado y que no se trataba de ninguna duplicidad.
Cuando le hice ver que estaba errada, se dirigió a la otra persona, en mi opinión haciéndola de menos, indicándole que me pidiese las tasas. Documento que le exhibí a ella a la distancia que ella se había mantenido.
Continuó refiriéndose a la duplicidad y a la vez que se marchaba, dándome la espalda, decía: «Bueno, vamos a dejarlo», me vi obligado a decirle: «Lo dejamos o continuamos, como quiera».
No es normal esta actitud, podría deberse a que le dije que estaba errada y que esperase un amén por mi parte, por la molestia de lo que originó la petición del certificado sobre caminos municipales, dado que hay un expediente en esa sección sobre un camino, un mal día, la edad o vaya usted a saber.
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