Arbón, un atropello
Ignoro si técnicamente era necesario hacer tal infraestructura como la conocida por traída de Arbón, pero lo que sí está claro es que se realizó con premeditación, alevosía y grave perjuicio para los propietarios afectados.
Resulta sorprendente que se haga una infraestructura para abastecer a 900.000 personas cuando somos poco más de 30.000, diseminados y con pérdidas de población constantes por falta de oportunidades y de trabajo en el occidente de Asturias. Cuando paralelamente no existe depuración de aguas, se realizan vertidos a los ríos y rías y el saneamiento deja mucho que desear, cuando existe este servicio, que no es ni mucho menos en el 100% de las viviendas, por ejemplo, de Vegadeo.
Por lo demás, yo soy una propietaria afectada que, aparte un escrito sin certificar y un plano en el que se señalaba la zona afectada, dos pequeñas fincas propiedad de mi familia, jamás hemos recibido ninguna otra comunicación a pesar de que se hicieron alegaciones a ese escrito en las que constaban, como es lógico, nuestros datos y dirección. Sin perjuicio de que somos conocidos por la Corporación municipal, así como por la mayoría del personal del Ayuntamiento, que sí ha sabido localizarnos cuando ha sido menester. Al parecer, se enviaban escritos certificados tanto al domicilio familiar como al de mi hermano en Santiago, que jamás hemos recibido y de los cuales el servicio de Correos jamás dejó aviso de entrega, como es habitual cuando no te encuentras en tu domicilio en el momento del reparto.
El concejal de Urbanismo de la época, viejo conocido, firmó el acta de ocupación previa junto con los representantes de ACUANOR y así, sin más, pasaron por las fincas propiedad de mi familia como el caballo de Atila, a pesar de que se envió un burofax alegando la irregularidad, si no ilegalidad, de entrar y hacer obras en unas fincas sin la autorización previa de los propietarios. Lo que fue en vano, puesto que entraron y perpetraron el desaguisado. Es decir, estropear una finca de pequeñas dimensiones, partiéndola por la mitad en dos trozos inservibles con nula rentabilidad actual y futura debido a que siendo la finca más pequeña, han expropiado 49 m.², más casi 300 de ocupación definitiva y 450 de ocupación temporal, todo lo cual han valorado en 700 euros. Una burla para los propietarios. Los metros expropiados han sido valorados a 1,10 euros/m.²; los metros de ocupación definitiva con servidumbre de paso que en la ficción siguen siendo de nuestra propiedad pero sobre los que no podemos realizar ninguna actividad, a 0,22 euros/m.² y los de ocupación temporal que han quedado arrasados (todos ellos estaban plantados de eucaliptos), a 0,89 euros m.². O sea, que el metro cuadrado de paraíso natural de Asturias vale menos que un Chupa-chups.
No es cierto que muchos propietarios no hayamos protestado. Sencillamente no se nos ha hecho caso o directamente se nos ha atropellado con trazados que sencillamente no han contemplado la posibilidad de perjudicar lo menos posible a los propietarios. Muchos de ellos han firmado sin saber lo que firmaban por carecer de la formación e información necesarias o sencillamente porque tienen ese miedo reverencial a la Administración, lo cual es contrario de la democracia, pero que todavía, y después de 30 años, perdura en nuestro país. Algo estarán haciendo mal las administraciones cuando no se respetan los derechos de los ciudadanos, que somos los que, con nuestros impuestos, contribuimos, al parecer, a que Cataluña y Andalucía se lleven la mejor y mayor parte del pastel mientras Asturias languidece y se lleva las migajas de la financiación autonómica y se gastan ingentes cantidades de dinero en infraestructuras que no hemos solicitado, que se han tenido que rehacer por segunda vez en la casi totalidad del trazado (quien paga el sobrecoste) y que no sabemos a quién benefician.
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