Los economatos mineros
Su cierre está previsto ahora para el 31 de mayo, lo que supone un gran perjuicio para la minería asturiana. Estos economatos, considerados ya hoy como supermercados, fueron creados, en su día, por las empresas que luego se integrarían y formarían la empresa nacional Hunosa, hoy en una crítica y preocupante situación para sus trabajadores. Madrid-Bruselas o Bruselas-Madrid, lo cierto es que la minería asturiana tiene sus días contados. Éste es el pago al sacrificio heroico y esforzado a una minería cuyos hombres, trabajando de sol a sol, con la tripa vacía y un salario de miseria, mucho contribuyeron a levantar la economía del país en aquella famélica posguerra, de la que el ciudadano de a pie fue su mayor sufridor.
¿Por qué se da cerrojazo ahora a los economatos mineros, con el consabido perjuicio para sus consumidores, personal en activo y jubilado? Conocemos dos versiones al respecto: una, que no son rentables; y la otra, que falla su administración. Esto último nos lo comenta una persona que dice conocer todos los entresijos de Hunosa, ya desde su creación. «Que fue un despilfarro y derroche en un principio, por parte de los más altos cargos, montando lujosos despachos, con costosas y ricas alfombras y moquetas». Y ello dio lugar a que las oficinas centrales de Hunosa, en Oviedo, fueran cachonda e irónicamente denominadas como el «pozo Moqueta». Sí, en un principio fue un vergonzoso derroche no sólo en Oviedo, sino también en las diferentes zonas de Hunosa, cuando de lo que se trataba en realidad era de crear una empresa nacional, integrando en ella a todas las demás de la acción concertada. Creación que exigía austeridad, economía y una buena y correcta administración.
Y si es cierto que los economatos no son rentables, o su administración no es la debida, por los motivos que sean, tómense las medidas necesarias para evitar ese cierre. Así lo exigen y demandan sus consumidores, entre otras razones, porque se trata de un bien social que de ninguna manera se puede perder.
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