Liberales de mentira
Taxista de Oviedo y en Oviedo, señor Neira, y no me considero integrante de ninguna cártel que usted adjetiva. Me considero un profesional, con 18 años de servicio, el cual accedió a esta profesión después de pasar por aquellos filtros que la administración me exigió.
Yo supongo que estos requisitos administrativos no son caprichos de gobernante, sino más bien una garantía que la administración brinda a su administrado, en este caso, el cliente.
Me encantaría poder trabajar mucho más barato puesto que aumentarían mis clientes y, por tanto, mi recaudación. Pero en mi negocio he de cumplir con una serie de garantías y requisitos que para mí no son gratuitos y que sin duda forman parte del coste del servicio.
Cuando un cliente se sube en un taxi debe saber que lo conduce un profesional que ha pasado unas pruebas impuestas por la administración.
Se sube en un vehículo que también es de unas determinadas características porque lo impone la administración. Con un seguro con determinadas condiciones porque lo impone la administración. Que pasa una inspección técnica anual y luego semestral. Que es inspeccionado, y visada su vigencia por la Policía Local anualmente.
Por supuesto paga sus impuestos y cotizaciones a la Seguridad Social.
Y después de todo lo anterior, que seguro que usted lo sabe, señor Neira, porque tonto no es, pero por favor liberal tampoco. Liberal es poner un marco regulatorio no muy farragoso e igualitario para todos, que permita acceder a un mercado libre en igualdad de condiciones.
Ahora bien, si lo que usted pretende es eliminar el servicio de taxi como hoy se conoce y suplantarlo por otra cosa, en este caso llamado UBER sencillamente, dígalo.
¿Qué clase de libertad defiende usted poniendo en la calle un mismo servicio prestado por personas con regulaciones diferentes? Cualquier persona en su sano juicio entendería esta práctica como competencia desleal. ¿Qué le parecería al gremio de peluqueros si delante de su peluquería se ponen a cortar el pelo a mitad de precio? Seguramente muy mal, supondría la quiebra de su negocio, que no cártel. Quiebra inducida por unas personas que estarían ejerciendo, sin duda, una competencia desleal.
UBER es una aplicación que pretende echar del mercado a sus competidores, en este caso los taxistas, aprovechando la falta de un marco regulador, aprovechando este vacío para acaparar el mercado aprovechando la lentitud de la administración en proteger a sus administrados y la falta de impuestos sobre UBER.
El liberalismo que usted tantas veces menciona está basado en un sistema jurídico muy fuerte y con un marco regulatorio muy claro, e igualitario, tal y como sucede en U.S.A.
Marco Antonio Rodríguez da Silva, vicepresidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Asturias (ASOTAXI), Oviedo.
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